El héroe épico, o bogatyr,
Svyatogor, un guerrero con una fuerza y un coraje en apariencia sin igual, dio
con la horma de su zapato cuando menos se lo esperaba. Esta leyenda procede de
uno de los primeros ciclos que existen de las byliny, o canciones, que con-memoran a los míticos «héroes ancianos».
Un día,
Syvatogor se preparaba para iniciar un largo viaje por las estepas. Mientras colocaba
su silla de montar favorita, silbaba una melodía familiar y acariciaba a su
corcel. Luego lo montó y se marchó al galope.
Se
sentía lleno de vida. Apretaba con sus manos las riendas; se reía orgulloso de
su propia fuerza, cuando miraba la inmensa planicie y gritaba alardeando de que
era lo suficientemente fuerte como para levantar la Tierra simplemente con
las manos.
Un día,
en el suelo, vio una alforja. Movido por la curiosidad, detuvo el caballo e
intentó levantar la alforja con el mango de la fusta, pero no lo consiguió.
Luego se agachó y probó levantarla con el dedo, pero era tan pesada como una
roca. Todavía en su silla de montar, intentó sin éxito desplazar la misteriosa
alforja con una mano. Entonces Svyatogor se rió, ya que se percató de que la
bolsa estaba encantada, lo que suponía todo un reto.
Tras saltar
del caballo, agarró la alforja con las dos manos. Resoplando por el esfuerzo,
pudo levantarla hasta la altura de las rodillas, pero, al mirar hacia abajo,
vio que se había hundido en la tierra y que la alforja seguía reposando sobre
el suelo. Los brazos se le llenaron de gotas, que no eran más que las lágrimas
de sangre que caían de sus ojos. Svyatogor intento salir trepando, pero estaba
atrapado, retenido por arte de magia por el suelo pegajoso. Transcurrido un
tiempo, su fiel caballo lo abandonó. El bogatyr
se arrepintió amargamente de su fanfarronería. Y allí, en ese solitario lugar,
el gran guerrero encontró su muerte, mientras se consumía lentamente bajo un
cielo ajeno a sus súplicas.
0.008. anonimo (eslavo)
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