De acuerdo con la mitología del pueblo fon,
el poder de la adivinación no era un don que se limitara a los seres humanos.
La tortuga era la adivina de la raza animal y, como tal, podía ser la mayor
enemiga para cualquiera que no le prestara el debido respeto.
Mono y
Tortuga no se apreciaban, al ser uno tan ágil y la otra tan lenta. Durante una hambruna.
Mono encontró un campo de grano listo para cosechar, pero no estaba dispuesto a
pedir ayuda a Tortuga. Sin embargo, cada vez que deseaba aproximarse al grano,
era expulsado por el granjero. Por fin, dedujo que no podría tener éxito sin
los poderes mágicos de Tortuga, así que decidió acudir a la adivina.
En un
primer momento, Tortuga se mostró reacia a ayudar, alegando que Mono saldría
corriendo sin ofrecerle nada a cambio, y, cuando por mi accedió, sus temores
demostraron estar bien fundados, ya que pasó hambre mientras el otro se
atiborraba. En ese instante, llegó Leopardo, que buscaba deses-peradamente un
remedio para poder sanar un cachorro enfermo.
Esta era
la oportunidad que Tortuga necesitaba para vengarse. Cuando Leopardo describió
con detalle los síntomas del cachorro, la sabia adivina le dijo que sólo había
una cura para la enfermedad en cuestión: la cabeza y la cola de un mono. Y, de
inmediato, señaló a Mono, que se encontraba en un campo cercano.
Al
final, Leopardo consiguió la cabeza y la cola que necesitaba, y dejó el torso
de Mono como alimento para la hambrienta Tortuga. Y de esta manera, cuentan
los fon, ésta se aseguró de recibir el alto precio que cobraba por prestar sus
servicios.
0.009. anonimo (africa)
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