En la tradición eslava, el oso estaba
asociado con el trueno, un vínculo que bien pudo basarse en la pasión de este
animal por la miel, el alimento de los dioses. En este extraño relato, el zar
Medved, rey de los osos, compite con un halcón, un águila y un becerro.
El zar
Medved era un poderoso soberano que gobernaba sus dominios con toda su fuerza y
poder. Una vez exigió un cruel tributo de un rey humano al pedirle que su hijo
e hija vivieran con él como sus esclavos para que le permitieran cualquier
capricho.
El
soberano se negó a aceptar este acuerdo e intentó esconder a sus amados hijos
en un lugar seguro, pero el rey de los osos los encontró muertos de miedo en su
escondite subterráneo y se los llevó a la fuerza.
Sin
embargo, al día siguiente, un halcón salió a cazar y vio a los niños sin vigilancia
en la guarida del zar. El ave bajó en picado y, tras tomar al príncipe sobre su
ala derecha y a la princesa sobre la izquierda, se marchó volando para
entregárselos a su padre.
El oso
miró hacia arriba y vio cómo el halcón escapaba con sus preciados prisioneros.
Bramó lleno de ira y se golpeó la cabeza violentamente contra el suelo. La
tierra tembló a muchos kilómetros a la redonda y un relámpago recorrió el cielo
hasta alcanzar las alas del halcón, que se vio obligado a dejar caer a los
pequeños.
A la
mañana siguiente, el oso salió de nuevo y esta vez lo vio un águila, que bajó
en picado y liberó a los príncipes, pero, cuando volaba con ellos en busca de
un lugar seguro, fue también abatido por un rayo arrojado también por el
iracundo zar.
Sin
embargo, el tercer día, un becerro se encontró a los niños solos, los montó
sobre su lomo y se fue galopando hacia la fortaleza. Medved oyó cómo se
marchaban, y bramó y gritó lleno de rabia; sin embargo, el becerro lo ignoró y
siguió avanzando con el príncipe y la princesa sobre su lomo. El rey de los
osos arrojó entonces sus rayos, pero rebotaron en la piel del becerro sin
causar daño alguno; la tierra se estremeció, pero la bestia siguió avanzando
impertérrita y logró llevar a salvo a los príncipes.
0.008. anonimo (eslavo)
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