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viernes, 5 de octubre de 2012

Los reacios hombres lobo

los brujos mutantes, u oboroten, unas figuras muy populares en la mitología eslava, podían adoptar prácticamente cualquier forma: la de una piedra, un almiar o un ovillo, o incluso la de un animal. Sin embargo, no todos deseaban ser partícipes de estas transformaciones.La palabra oboroten se utilizaba también para referirse a aquellos cura apa­riencia había cambiado en contra de su voluntad por el hechizo de al­gún brujo. No eran seres malévolos, sino las trágicas víctimas de la magia diabólica. Y el más popular de estos mutantes era el volkodlak, también conocido como hombre lobo.
De hecho, existen numerosos ejemplos en la tradi­ción eslava de hombres lobo reacios a serlo. Cuenta una le­yenda polaca que un joven fue una vez amado por una bruja, pero despreció su amor apasionado, sin imaginar el peligro que, a partir de ese momento, correría. Un día, mientras su ganado pastoreaba en el bosque, decidió cortar un poco de leña, pero cuando levantó el hacha vio cómo sus manos se ha­bían convertido en garras delante de sus propios ojos. Sin po­der hacer nada, sus uñas se convirtieron en zarpas y por todo su cuerpo empezaron a aparecer grandes mechones de pelo. Cuando corrió hacia sus vacas con la intención de regresar a casa rápidamente, éstas salieron en estampida horroriza­das. Quiso llamarlas para que volvieran, pero sólo pudo aullar. Para su horror, se dio cuenta de que se había convertido en un solitario hombre lobo.
En Bielorrusia, se cuenta que una vez un desairado bru­jo arruinó todo un banquete de bodas al no dejar que nadie se marchara con la apariencia con la que había llegado. El novio y otros invitados se convirtieron en hombres lobo, y las muje­res en cotorras parlantes (la cotorra se ha vinculado a menudo con la brujería). La novia, a quien dejaron para el final, se con­virtió en cuco, tras lo cual buscó a su esposo desesperadamente por todo el mundo, intentando encontrarlo con un llanto me­lancólico y monótono.

0.008. anonimo (eslavo)

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