Tras acabar con Siete Guacamayo, los Héroes
Gemelos tenían aún que encargarse de sus hijos, quienes habían heredado la
arrogancia de su padre. El hijo mayor, Zipacna, se consideraba «el creador de las montañas», mientras que su hermano Terremoto se hacía llamar «el demoledor
de las montañas».
En
primer lugar, los Gemelos decidieron tender una trampa al insaciable Zipacna
para asesinarlo. Construyeron un cangrejo falso, lo colocaron en un profundo
cañón y le contaron a Zipacna que había carne jugosa esperándole. La historia no deja claro si se cayó en el cañón y se
rompió el cuello o si murió asfixiado sobre el «cangrejo», pero, en cualquier
caso, el incidente supuso su final. Una vez más, Hunahpu y, Xbalanque
recurrieron a su astucia para acabar con Terremoto. Le hablaron de una montaña
nueva que habían visto en el este y el hijo de Siete Guacamayo les dijo que lo
llevaran allí, alardeando de que la destruiría.
Durante
el camino hacia la montaña, los Gemelos abatieron a unos pájaros con sus
cerbatanas. Su habilidad como cazadores impresionó a Terremoto, así como su
destreza para preparar las aves de caza. Antes de cocinarlas, las untaron con
masilla de las rocas extraídas de la tierra. Sin embargo, de lo que no se
percató Terremoto fue de que estaban empleando su magia: al cubrir con tierra
las aves, estaban anticipando el propio entierro de Terremoto tras su muerte.
Este se
comió con gula las aves y continuaron su camino, pero, muy, pronto, el monstruo
perdió su fuerza: la cobertura mágica de las aves había surtido efecto, y, al
poco tiempo, cayó al suelo sin vida. Los Gemelos le ataron las muñecas y los
tobillos, y lo enterraron. Y así el mundo se libro por fin del último de los
monstruos.
0.010. anonimo (centroamerica)
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