Los leshii, en las leyendas eslavas,
eran los guardianes del bosque, espíritus de los árboles que inspiraban respeto
y miedo. Capaces de cambiar de forma, adquirían la apariencia de inofensivos
ancianos, pero si se sentían amenazados, podían aumentar de tamaño, sembrando
el terror a su alrededor.
Un día,
una niña deambulaba por el bosque y desapareció. A pesar de los enormes
esfuerzos de su familia por encontrarla, no lo consiguieron y al final tuvieron
que darla por muerta.
Transcurrieron
tres años hasta que un cazador fue a parar al mismo lugar del bosque en el que
la niña se había extraviado y allí, sobre un tronco del camino, vio a una
extraña figura. Al ver sus brillantes ojos, cayó en la cuenta de que se trataba
de un leslii, levantó el arma y
disparó. Entonces observó cómo la misteriosa figura caía y se arrastraba en
dirección a la maleza, así que el cazador la siguió.
Sus
huellas lo condujeron a una cabaña situada en un claro, y en su interior
encontró al leshii muerto, con una joven
llorando junto a él. Cuando el cazador le preguntó quién era, ella lo miró desconcertada.
Tras llevarla con él al pueblo, sus padres la reconocieron como la hija que
habían perdido tiempo atrás.
Al
principio, la chica no entendía nada de lo que le decían, ya que había borrado
todo recuerdo del pasado. Sin embargo, con el tiempo, recuperó la memoria y,
con ella, su entusiasmo por la compañía humana. Se casó con el cazador que la
había encontrado y la pareja vivió feliz durante numerosos años.
Cuando
se hicieron mayores, fueron a deambular por el bosque en busca de la cabaña en
la que había estado confinada durante tanto tiempo.
Pero,
por más que buscaron, no lograron encontrarla: se había esfumado como si nunca
hubiese existido.
0.008. anonimo (eslavo),
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