El momento decisivo en la vida del gran
guerrero Finn mac Cumhaill llegó cuando éste tenía siete años. Fue entonces
cuando se convirtió en el aprendiz de un bardo llamado Finnegas, que vivía en
las orillas del río Boyne, en cuyas aguas intentó atrapar a un salmón dotado de
una sabiduría universal.
Alrededor
de un pozo situado en el nacimiento del río Boyne había nueve avellanos, en los
que crecían avellanas que poseían una enorme sabiduría. Tras caerse al río, un
salmón se las comió y, a partir de ese momento, la persona que comiese la carne
del salmón adquiriría la sabiduría universal. Según una profecía, sería
Finnegas quien atraparía al pescado.
Durante
siete años, Finnegas intentó sin éxito pescar el salmón, hasta que, tras la llegada
de Finn, finalmente lo logró. Pidió entonces a Finn que lo limpiara y lo
cocinara, pero que bajo ningún concepto probara ni la más mínima pizca del
pescado, dado que la primera persona en probarlo recibiría toda su magia. El
chico obedeció humildemente a su maestro en todos los aspectos. Pero mientras
se asaba el salmón, se formó una ampolla en la piel y para reventarla, Finn la
aplastó con el pulgar, con la mala suerte de que se lo escaldó al hacerlo. Al
chuparse el dedo para aliviar el dolor, probó, sin querer, la carne del salmón
mágico.
-¿Cuál
es tu nombre? -preguntó Finnegas al darse cuenta.
-Deimn
-contestó Pinn, utilizando el nombre que solía emplear para evadir a sus
enemigos, los hijos de Morna.
-No, no
es así -dijo el bardo-. Se había profetizado que atraparía al pescado, pero que
Finn mac Cumhaill sería el primero en probarlo. Tú eres él.
Finn se
comió el resto del pescado y recibió el don de la profecía, y siempre que
quería hacer uso de éste lo único que tenía que hacer era chuparse el dedo
pulgar. Gracias a la cumbinación de su talento y su destreza para la lucha,
Finn se cunvirtió en un héroe excepcional.
0.024. anonimo (celta)
No hay comentarios:
Publicar un comentario