Translate

viernes, 5 de octubre de 2012

El caballero del carro

El relato en que Chrétien de Troyes cuenta cómo Lancelot rescata a la reina Ginebra convirtió la trayectoria de este caballero en la más popular de los seguidores de Arturo, al mismo tiempo que lo identificó como el amante adúltero de la reina.

El diabólico caballero Meleagant llevó a cabo ciertas artimañas para secuestrar a Ginebra de la corte de su marido Arturo, llevándosela a la fuerza al casti­llo de su propio padre. Buena parte de los caballe­ros del rey salieron en su búsqueda, entre los que se encontraba el por aquel entonces desconocido Lancelot. Tras morir su cor­cel, acepto a regañadientes subirse a un carro que pasaba por allí y que conducía un enano que afirmaba conocer el paradero de la reina. Durante el camino, Lancelot fue objeto de las burlas de todo el que lo veía, ya que los carros se solían utilizar para transportar a delincuentes.
Sin embargo, cumpliendo su palabra, el enano condujo al joven héroe hasta el castillo en el que la reina se encontraba retenida, donde se enfrentó a Meleagant en un único combate, en el que lucharon frente a frente hasta quedar paralizados. Finalmente, acordaron una tregua por la que Ginebra sería liberada y volvería a la corte del rey Arturo. Sin embargo, en contra-partida, Lancelot acepto el reto de volverse a encontrar con Meleagant para reanudar el combate al año siguiente, y de­volver a la reina, en caso de ser derrotado.
Ginebra aceptó las condiciones y se enamoró de su res­catador, con quien compartió una noche de secreta pasión. Más tarde, regresó a la corte de su marido acompañada por un séquito de caballeros, entre los que no se encontraba Lancelot. Tras retener a su adversario a traición, Meleagant lo encerró en una torre secreta construida para tal fin y anuncio a los cuatro vientos que el joven había huido, lo que demostraba que era demasiado cobarde para cumplir su promesa de luchar por Gi­nebra una segunda vez.
Todos los que conocían a Lancelot dudaron de Melea­gant, y una doncella a la que el caballero había prestado acuda con anterioridad fue en su búsqueda y, tras encontrarlo, lo li­beró de la prisión. Libre al fin, regresó a la corte de Arturo y, llegó justo a tiempo para disputar el combate, en el que derro­tó y decapito a su diabólico oponente.

0.024. anonimo (celta)

No hay comentarios:

Publicar un comentario