El relato en que Chrétien de Troyes cuenta
cómo Lancelot rescata a la reina Ginebra convirtió la trayectoria de este
caballero en la más popular de los seguidores de Arturo, al mismo tiempo que lo
identificó como el amante adúltero de la reina.
El
diabólico caballero Meleagant llevó a cabo ciertas artimañas para secuestrar a
Ginebra de la corte de su marido Arturo, llevándosela a la fuerza al castillo
de su propio padre. Buena parte de los caballeros del rey salieron en su
búsqueda, entre los que se encontraba el por aquel entonces desconocido
Lancelot. Tras morir su corcel, acepto a regañadientes subirse a un carro que
pasaba por allí y que conducía un enano que afirmaba conocer el paradero de la
reina. Durante el camino, Lancelot fue objeto de las burlas de todo el que lo
veía, ya que los carros se solían utilizar para transportar a delincuentes.
Sin
embargo, cumpliendo su palabra, el enano condujo al joven héroe hasta el
castillo en el que la reina se encontraba retenida, donde se enfrentó a
Meleagant en un único combate, en el que lucharon frente a frente hasta quedar
paralizados. Finalmente, acordaron una tregua por la que Ginebra sería liberada
y volvería a la corte del rey Arturo. Sin embargo, en contra-partida, Lancelot
acepto el reto de volverse a encontrar con Meleagant para reanudar el combate
al año siguiente, y devolver a la reina, en caso de ser derrotado.
Ginebra
aceptó las condiciones y se enamoró de su rescatador, con quien compartió una
noche de secreta pasión. Más tarde, regresó a la corte de su marido acompañada
por un séquito de caballeros, entre los que no se encontraba Lancelot. Tras
retener a su adversario a traición, Meleagant lo encerró en una torre secreta
construida para tal fin y anuncio a los cuatro vientos que el joven había
huido, lo que demostraba que era demasiado cobarde para cumplir su promesa de luchar
por Ginebra una segunda vez.
Todos
los que conocían a Lancelot dudaron de Meleagant, y una doncella a la que el
caballero había prestado acuda con anterioridad fue en su búsqueda y, tras
encontrarlo, lo liberó de la prisión. Libre al fin, regresó a la corte de
Arturo y, llegó justo a tiempo para disputar el combate, en el que derrotó y
decapito a su diabólico oponente.
0.024. anonimo (celta)
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