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viernes, 5 de octubre de 2012

Cuentos de otros mundos

Numerosos pueblos africanos cuentan con historias acerca del viaje de un mortal a los dominios de la muerte. Para algunas culturas, como la ashanti de Ghana, el mundo de los espíritus existe junto al cotidiano; para los wacaga del sur de África, los espíritus moran en el mundo de los muertos.

El joven ashanti Kwasi Benefo había perdido a cuatro esposas en muy poco tiempo. En cada ocasión, el dolor lo dejaba anonadado, pero siempre pre­paraba diligentemente a sus difuntas esposas para el entierro, con abalorios y un amoasie, taparrabos, de seda vegetal.
Un día decidió que deseaba seguirlas hasta el Asamando, la tierra de la muerte. Tras partir desde el lugar del entierro, llegó a un pro-fundo río, donde vio a una anciana con un recipiente de latón repleto de taparrabos de seda. Al principio, la mujer no quería que Kwasi cruzara el río, pero sintió lástima de él y construyó un vado. El joven caminó sobre él y llegó a una aldea, en la que oyó cómo sus esposas le daban la bience­nida y sintió como le lavaban los pies, pero no podía verlas, dado que eran tan invisibles como el aire. Le dijeron que regresara a su hogar y se casara una vez más, y que, cuando le llegara la hora de morir, lo estarían esperando. Kwasi despertó cerca de su aldea. Se casó una quinta vez vivó hasta alcanzar la edad madura.
En un cuento wacaga, una chica llamada Marwe entra en el reino de la muerte a través de un orificio situado en el fondo de un estanque, donde había trabajado para una anciana. Con el paso del tiempo, la chica le dijo que deseaba volver a casa, y enton­ces la anciana le ordenó que sumergiera las manos en un recipiente: cuando lo hizo, los brazos se le cubrieron de preciados brazaletes. Repitió la misma operación con las piernas, y hermosas cadenas de cobre adornaron sus tobillos. Más tarde, la anciana vistió a Marwe con una enagua bordada con abalorios y le dijo que su esposo sería un joven llamado Sawoye. Entonces condujo a Marwe de vuelta al estanque y la dejó allí. Los habitantes del lugar fueron a ver a la vecina recién llegada y el jefe le pidió que se convirtiera en su prometida, algo a lo que ella se negó. Más tarde, llegó un joven lla­mado Sawoye, cuyo rostro estaba atacado por una enfermedad cutánea y, para asom­bro de todos, la joven anunció que él sería su esposo.

0.009. anonimo (africa)

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