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viernes, 5 de octubre de 2012

El carpintero, perun y el demonio

La deidad más importantes del panteón de la Rusia precristiana era Perun, el dios del trueno y de la guerra. En este cuento popular de la era cristiana, se convierte en el compañero del demonio y de un humilde carpintero.

Los tres encontraron un lugar donde vivir en el bos­que, y el carpintero construyó una cabaña. Comen­zaron a cultivar hortalizas hasta que una noche apareció un ladrón que se llevó todos los nabos. A la siguiente noche, Perun espero la llegada del ladrón y, tras oír el chirrido de las ruedas de un carro, se adentró en la oscuridad, pero fue alcanzado por una fusta y cayó de rodillas. El diablo se burló y prometió vengarse, pero a la noche siguien­te él también fue golpeado por el misterioso bellaco.
La tercera noche, el carpintero esperó en el mismo lugar, sentado con un violín como única arma. A medianoche comenzó a tocar una melodía muy popular y apareció el ladrón, una anciana, que le pidió que le enseñara la melodía.
El carpintero le prometió a la hechicera que haría que sus dedos fueran lo suficiente­mente suaves como para tocar las notas. Tras conducirla a un árbol que había cortado con un ha­cha, colocó las manos de la bruja en la grieta y luego retiró la cuña de un golpe, de modo que le dejó los dedos atrapados. Una vez hecho esto, le hizo prometer a la bruja que no volvería a la cabaña y entonces se la llevó en su carro, que más tarde se quedaría para su uso personal.
Perun, el demonio y el carpintero decidieron sepa­rarse, pero, como los tres deseaban permanecer en la cabaña, acordaron celebrar una competición, en la que el ganador sería aquel que fuera capaz de asustar a los otros dos. En primer lugar actuó el demonio, que provocó un furioso viento. Perun huyó, pero el carpintero no se movió. La noche siguiente Peru desató un a ensordecedora tormenta y, en esta ocasión, el demonio se esfumó, pero el carpintero permaneció sentado tranquilamente.
Cuando le llegó el turno, el hombre se dirigió a la caba­ña en el carro de la bruja, burlándose del fracaso de los otros dos. El demonio y Perun huyeron y no volvieron nunca; así, el carpintero pudo disfrutar de una vida feliz en solitario.

0.008. anonimo (eslavo)

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