Translate

domingo, 7 de octubre de 2012

Isis y los siete escorpiones


Después de asesinar a su hermano Osiris, marido y hermano de Isis, el malvado Set tomó como rehenes a la diosa y a su joven hijo. Una noche, los cautivos pudieron escapar con la ayuda del dios Tot, quien les proporcionó una escolta de siete escorpiones para que los ayudara en su arriesgada huida.

Isis se enfrentó a grandes dificultades a la hora de reunir las partes de su desmembrado marido para poder resucitarlo mediante conjuros mágicos Pero incluso después de conseguirlo, sus esfuer­zos no terminaron ahí, ya que murió una segunda vez, poco des­pués dc dejarla embarazada de su hijo Horus. Durante su reno­vada viudedad, cayó en manos del asesino de su marido. Su dia­bólico hermano la cautivó, a le or­denó que tejiera una mortaja para Osiris, quien había vuelto de nuevo al reino del más allá desde el que la ma­gia de isis lo había mandado llamar tempo­ralmente.
A pesar del elevado numero de infortunios, Isis con­taba con muchísimos amigos entre los dioses. El sabio Tot se enteró de su complicada situación y decidió ayudarla; para ello, creyó necesario liberarla del taller de lino en que perma­necía retenida. Así le proporcionó una escolta de siete escor­piones, que juraron proteger, de la venganza de Set, a la diosa y al hijo que iba a nacer.
El extraño grupo se dirigió a las marismas del delta del Nilo. Durante el camino, llegaron a un pueblo, en el que Isis decidió buscar comida y refugio. La primera casa a la que acudió pertenecía a una acaudalada mujer de la nobleza, quien, al no reconocer a la diosa, le cerró la puer­ta en las narices. Impertérrita. Isis pronto se encontró con una cam­pesina pobre, que la acogió en humilde morada.
Pero los escorpiones enfure­cieron por el tratamiento que la mu­jer rica había dispensado a la diosa, y ­decidieron vengar a su ama. Uno de ellos entró trepando a la casa de la mujer y picó gravemente a su joven hijo. Mientras éste ya­cía agonizante, su madre recorrió las calles gritan­do en busca de acuda, pero como castigo a su falta de hospi­talidad, nadie acudió.
Sin embargo, Isis se apiadó del chico, ya que no deseaba verle sutrir por culpa de su madre, y utilizo un poderoso con­juro para neutralizar el veneno. El niño se recuperó, y su ma­dre, arrepentida, ofreció todas sus pertenencias a Isis y a la hu­milde y amable campesina.

0.034. anonimo (egipto)

No hay comentarios:

Publicar un comentario