En cuanto lo vio, Freyja supo que tenía que
apoderarse del collar de los Brisings, fruto de cuatro enanos célebres por su
destreza para trabajar el oro, pero que no tenían la mínima intención de
deshacerse de él.
Un día,
Freyja se encontró por casualidad con cuatro enanos, cuyo oficio consistía en
trabajar el oro, y vio que estaban creando un exquisito collar, el más hermoso
que había visto nunca. Al verlo, sintió un enorme deseo de poseerlo, convencida
de que una joya así solo podría adornar su cuello.
Propuso
a los enanos comprar el collar, pero éstos le contestaron que no estaba a la venta,
así que les ofreció todo cuanto tenía de calor, pero la decisión de los enanos
parecía inamovible.
Pero
cuanto más testarudos se mostraban los enanos, mayor era el deseo de Freyja
por apoderarse del collar. Hasta que, por fin, fijaron un precio:
-Tenemos
todo cuanto nesitamos, no existe objeto que puedas ofrecernos, Freija. Lo
único que deseamos realmente es a ti. Si pasas una noche con cada uno de
nosotros, te prometemos que te daremos el collar.
Horrorizada,
Freija reflexiono acerca de la propuesta de los enanos. Pero el deseo de
poseer el collar era como un fuego ardiente, y para una diosa cuyo apetito
sexual era la comidilla de Asgard, cuatro noches de lujuria no tu parecían un
precio excesivo por poseer el collar para siempre: además, nadie lo sabría. De
modo que aceptó el trato de los enanos. Freija cumplió su promesa, al igual que
hicieron los enanos, y el collar se convirtió en una de sus más preciadas posesiones.
0.079. anonimo (vikingo)
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