Los espíritus pájaro conocidos como tengus
son unos de los seres sobrenaturales más populares que pueblan el imaginario
colectivo japonés. Guardianes de las montañas y de los lugares salvajes, eran
revoltosos, pero su imprevisible temperamento en ocasiones podía resultar
letal.
En la
actualidad, los tengus se han
convertido en personajes cómicos, tras cambiar sus originales picos por
histriónicas narices alargadas. Pero, incluso hoy en día, sus trucos parecen
primitivos a la par que funcionales al recordar en ocasiones los extraños fenómenos
(luces y ruidos poco comunes, roturas sin explicación) que se asocian a los
espíritus burlones occidentales. Sin embargo, en su forma original, no estaban
demasiado interesados en arrebatar la vida de los que maltrataban las tierras
que guardaban.
Cualquier
diversión a su costa debía pagarse cara. En una ocasión, un luchador llamado
Tobikawa, muy dado a las bromas pesadas, decidió burlarse de las supersticiones
de sus vecinos rurales y, vestido con una capa de plumas cual tengu, trepó por un pino y, se sentó en
cuclillas sobre una rama, riéndose mientras los sobrecogidos campesinos le
hacían reverencias y colocaban pequeñas ofrendas a los pies del árbol. Pero al
espíritu de la montaña no le divertía aquella escena, y las risas de Tobikawa
se tornaron en gritos de terror cuando una repentina ráfaga de viento le hizo
perder el equilibrio y se precipitó al vacío.
Otro
individuo que se paso de listo intentó aprovecharse de un tengu. Tras cortar un pedazo de bambú, se dirigió a un bosque
cercano, donde se sentó en un claro y se lo colocó en el ojo, dando un grito de
asombro mientras lo hacía. Su extraño comportamiento pronto llamó la atención
de un tengu local, quien acudió a
preguntarle qué estaba haciendo. El joven insistió en que el palo era un
catalejo mágico con el que se podían ver lugares a gran distancia. Movido por
la curiosidad, el tengu le ofreció un
manto de paja que tenía el poder de hacer invisible al que lo llevara puesto a
cambio de la ramita. Tras aceptar la oferta, el bromista se marchó corriendo
con gran satisfacción, pero no pudo llegar muy lejos: el furioso espíritu lo
atrapó a toda prisa y lo sumergió en un río helado, del que le costó salir con
vida.
0.040. anonimo (japon)
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