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domingo, 7 de octubre de 2012

Una hazaña innoble

Los mitos acerca de héroes que narran las poderosas hazañas de príncipes y guerreros constituían una parte esencial del legado mitológico japonés. Sin embargo, las tácticas empleadas por algunos de sus protagonistas, aunque efectivas, distan mucho del concepto moderno de coraje y nobleza.

Un héroe particularmente dado a los subterfugios era Yamato-takeru, un príncipe legendario de quien se decía que era hijo del duodécimo emperador de Japón. De acuerdo con las crónicas históricas, se con­virtió en un joven caliente a la par que pendenciero, deseoso siem­pre de buscar pelea. Después de matar a su hermano mayor en una de sus riñas, su padre se hartó. Temeroso de los líos que el problemático joven podía causar, lo en­vió a la isla sureña de Kyushu con la misión de someter a los forajidos que poblaban la región.
Desde el principio, Yamato utilizó su astucia para lograr sus objetivos. Para seguir el rastro de dos hermanos forajidos, se vistió como una joven y hermosa mujer con la finalidad de entrar en su campamento, donde la invitaron a quedarse para servir arroz y vino durante una fiesta. Cuando los dos estaban ebrios e indefensos, saco un cuchillo y los apuñaló.
Los métodos que utilizó para derrotar a Izumo-takeru, el jefe de los forajidos, fueron incluso más arteros. Inicialmente, Yamato se las arregló para acercarse a su objetivo proclamando una eterna amistad y, una vez ganada su confianza, construyó en secreto una espada de madera y la transportó en su propia vaina en lugar de la hoja habitual de acero endurecido.
Una calurosa tarde en la que el sol ardía de manera implacable. Izumo-takeru sugirió darse un baño en un río cercano, momento que el príncipe tanto había espe­rado. Cuando Izumo se sumergió confiado en el agua, Yamato, que se había detenido en la ribera, cambió su espada por la de su víctima. Una vez acabado el chapuzón, el príncipe sugirió un concurso de esgrima por mera diversión. Izumo ni siquiera tuvo tiempo de desenfundar su espada de madera cuando su supuesto amigo ya lo había cortado en pedacitos.

0.040. anonimo (japon)

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