La principal función de Osiris era reinar
en el más allá, aunque también actuaba como dios de la fertilidad y de la
agricultura. Al tratarse de una de las deidades más duraderas, fue adorado en
Egipto como el benefactor de la muerte, el dios de la necrópolis y el garante
de la resurrección.
Osiris
era de vital importancia en la mitología egipcia. Como dios de la fertilidad,
se consideraba la fuerza vital que subyace a todo. Sin embargo, al mismo
tiempo, era el dios del más allá, y esta combinación de características ha
llevado a identificarlo con la resurección.
Dicha
conexión aparece explicada en detalle en la mayoría de los mitos egipcios con
mayor resonancia. En ello, se habla de un tiempo en el que Osiris regía el
mundo de forma justa junto a su hermana y esposa Isis como consorte. Esta
feliz situación provocó los celos del hermano del monarca, Set. De acuerdo con
las versiones más conocidas de la historia, construvó una caja de madera (de
hecho, el primer sarcófago) con las medidas exactas de Osiris, y durante una
celebración retó a los invitados a comprobar quién encajaba mejor en ella.
Cuando llegó el turno de Osiris cerró la tapa, la ató con una correa y arrojó
el féretro al Nilo.
Horrorizada
ante el asesinato de su marido, Isis se dispuso a buscar su cuerpo. Cuando por
fin lo encontró, Set volvió a intervenir, esta vez des-membrando el cuerpo y
esparciendo los pedazos por Egipto. Una vez más, Isis emprendió la búsqueda del
cadáver y encontró trece de las catorce partes en que lo había desmembrado su
hermano (todas excepto el pene, ya que se lo había tragado un pez, por lo que
Isis tuvo que crear uno de oro). Más tarde volvió a unir las extremidades
esparcidas hasta dar forma a lo que sería la primera momia, y recurrió a sus
conjuros mágicos para insuflarle vida. La pareja pudo estar junta el tiempo suficiente
para concebir a Horus, y más tarde Osiris tuvo que volver de nuevo al más allá
para llevar a cabo sus obligaciones como juez misericordioso de la muerte.
El foco
principal del culto a Osiris era Abido, en el alto Egipto, donde, según la
tradición, se encontraba inhumada su cabeza. Algunos sacerdotes llegaron
incluso a afirmar que la tumba del monarca de la primera dinastía, Dyer, que
reinó hacia el año 2900 a. C., era, de hecho, el lugar donde Osiris estaba
enterrado. Sin embargo, el dios fue también descrito como «el que mora en
Heliópolis», que era el lugar de culto central de Ra, por lo que quedó vinculado
con el dios del sol.
0.034. anonimo (egipto)
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