Las primeras fuentes proporcionan tres
relatos diferentes acerca del nacimiento de la diosa del sol Amaterasu, y del
dios de la luna, Tsuki-yomi. Todos atribuyen su creación al dios Izanagi,
quien, junto a su hermana y esposa
Un relato narra cómo Izanami dio a luz a los dioses de una forma muy similar a la utilizada para engendrar las ocho islas principales del archipiélago japonés. Sin embargo, según otros dos relatos, Izanagi fue el único responsable de la creación del Sol y de la Luna.
Una
versión, que aparece recogida en el Kojiki,
narra cómo Izanami, tras haber engendrado las ocho islas, murió al dar a luz al
dios del fuego Kagutsuchi. El consternado Izanagi la siguió hasta la tierra de
Yomi, el mundo de los muertos en la traición japonesa, pero, al poco tiempo,
tuvo que huir al mundo superior a consecuencia de los horrores que allí presenció.
Amaterasu y Tsuki-yomi, junto con su hermano Susano, nacieron del agua que
había utilizado para limpiarse las impurezas a su regreso. De acuerdo con un
tercer relato, Izanagi se encontraba solo en Onogoro, la isla japonesa original,
y manifestó su intención de crear una prole que gobernara el mundo. Para ello,
tomó un espejo de cobre blanco con la mano izquierda y, sólo con mirarse en él,
creó a una deidad llamada Oho-hirume «la gran mujer del mediodía», una
denominación alternativa para Amaterasu). Luego levantó un espejo idéntico con
la mano derecha y con su mirada dio forma a Tsuki-yomi. Por último, miró a los
lados del espejo creó a Susano.
Las
primeras dos divinidades proyectaban a su alrededor un intenso brillo, por lo
que Izanagi las colocó en el firmamento de manera que iluminaran la Tierra:
Tsuki-yomi brillaría con una luminiscencia más pálida por la noche, mientras
que los intensos rayos de Ohohirume iluminarían el día. Sin embargo, la tercera
deidad, Susano, pronto demostró ser muy problemática, por lo que Izanagi la
desterró para que gobernara el Yomi, la morada de nauseabundos demonios y
hechiceras.
0.040. anonimo (japon)
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