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domingo, 7 de octubre de 2012

El ardo de gefion

El origen de la isla de Zelanda, sobre la que se encuentra la actual Copenhague, se explica en un mito protagonizado por la diosa Gefion. Cuenta la leyenda que fue la responsable de la separación del territorio de Suecia después de haber embaucado al rey sueco mediante sus tretas y su magia.

Gefion era una figura de poca relevancía entre los aesires, y, en la Edad Media, era el símbolo de la castidad. Sin embargo, su más célebre proeza sugiere que en tiempos anteriores gozó de una reputación muy diferente. En un poema de la época vikinga, escrito por un bardo de la corte sueca, se narra cómo Odín la envió a viajar por el reino humano de Midgard, en el que en­contró por casualidad la corte del rey Gylfi de Suecia. Su belle­za dejó prendado al soberano y la diosa aceptó sus insinuacio­nes de buen grado. Tras mantener una placentera relación con ella, el rey la recompensó ofreciéndole una parte de su reino. Dado que desconocía sus orígenes divinos, le prometió que le entregaría todo el territorio que pudiese arar con cuatro bue­yes en el plazo de un día y una noche.
Gefion aprovechó la oportunidad sin eludirlo, tras par­tir hacia Jotunheim, el reino de los gigantes, utilizó sus poderes divinos para transformar en bueyes a sus cuatro hijos nacidos de un gigante, que fueron las bestias con las que decidió llevar cabo la oferta de Gylfi. Los cuatro animales araron con todas sus fuerzas, y aplastaron la tierra con tal ím­petu que la separaron de sus amarras. Luego la empujaron hacia el interior del mar Báltico y, tras dirigirse hacia al sur bordeando el extremo de Suecia, final­mente la depositaron a modo de isla, a la que Gefion dio el nombre de Zelanda.
Un enorme lago, conocido en la actualidad como Malar, permaneció en Suecia en el lugar donde la tierra fue arrancada de raíz, y hay quien sostiene que sus brazos coinciden en gran medida con las pe­nínsulas de Zelanda.

0.079. anonimo (vikingo)

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