De acuerdo con la mitología clásica, las
transformaciones mágicas se concedían a menudo como recompensa por un
comportamiento virtuoso o se imponían a modo de castigo por una conducta
inapropiada. Para la ninfa Dafne, hija de Gea, la metamorfosis constituyó una
protección providencial.
En una
ocasión, Cupido mantuvo una discusión con Apolo: el dios niño estaba triste
porque éste le había dicho que era demasiado joven para manejar el arco, que
debía dejarlo a los hombres adultos. En venganza, le disparó una de sus
flechas, lo que provocó que su víctima se enamorara de la mujer que el dios
alado eligiese. Y eligió a Dafne.
Ésta era
una ninfa virgen que se hallaba desconsolada por la muerte de Leucipo, un
príncipe que se había enamorado de ella. Cuando ella lo rechazó, se disfrazó de
mujer para poder salir a cazar con ella. Como compañeros de cacería, entablaron
una hermosa y estrecha amistad, pero, por desgracia, un día que Leucipo. Dafne
y otras ninfas fueron de cacería, las mujeres decidie-ron tomar un baño. Una
vez desnudas, Leucipo buscó excusas para no hacerlo. Socarronamente, las ninfas
le quitaron la ropa y su verdadero sexo quedó al descubierto. Las virginales
ninfas creyeron que las intenciones de Leucipo eran deshonestas y, antes de
que Dafne pudiese intervenir, lo asesinaron.
Después
de semejante tragedia, Dafne no sólo juró permanecer virgen, sino que además
comenzó a rechazar la compañía de los humanos y a salir sola de caza, lo que
hizo que Apolo albergara pocas esperanzas de que volviese a rendirse a sus
pasionales encantos. No obstante, estaba dispuesto a conseguirlas y utilizó
todos sus encantos para seducir a Dafne, pero todo fue en vano. Entonces,
humillado y cegado por la pasión, intentó violarla y la ninfa, aterrorizada,
huyó al bosque, pero Apolo la siguió y finalmente la acorraló.
Desesperada,
la joven en llamó a su madre para pedirle ayuda. Gea intervino de inmediato
para protegerla y, justo cuando Apolo se disponía a agarrarla. Dafne se transformó
en un laurel.
La
lujuria de Apolo se convirtió en vergüenza y, arrepentido como estaba de su
acción, arrancó una rama del árbol para ponérsela en el cabello. A partir de
ese momento, el laurel se convirtió en sagrado para Apolo, de ahí la costumbre
de regalar una corona elaborada con sus ramas a los mejores poetas y músicos
en honor a la belleza de Dafne.
0.060. anonimo (grecia y roma)
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