En la relación amorosa entre Zeus e Ío, el
mensajero divino Hermes desempeña el papel habitual al ayudar al dios a salir
de una situación difícil. Es posible que la historia se inspirase en la figura
de Hathor, la diosa con cabeza de vaca del antiguo Egipto, cuyos mitos llegaron
a Grecia desde muy antiguo.
Al igual
que numerosas mortales bellas, Ío, una sacerdotisa de Hera, había sido seducida
por Zeus, marido de aquélla y rey de los dioses. La celosa esposa sorprendió un
día a la pareja mientras coqueteaba en un prado, por Lo que Zeus convirtió a su
amante en una vaquilla con la esperanza de que un animal de aspecto tan inofensivo
pudiera escapar de los celos de su mujer.
Pero
Hera se olió la artimaña e insistió en llevarse al animal a su centro de culto
en la península del Peloponeso, donde le encomendó a Argos Yanoptes, su
monstruoso sirviente con cien ojos, que la vigilara día y noche sin descanso.
Para
recuperar a su amada, Zeus recurrió a la ayuda de Hermes, el mensajero de los
dioses y un escelente músico. Tras disfrazarse de cabrero, se aprosimó a
Argos tocando una melodía tan dulce con su llama que el gigante se quedó
dormido. Cuando por fin cerró el último ojo, Hermes agarró una roca y lo mató de
un solo golpe en la cabeza. En honor a su guardián, Hera dispersó los ojos de
Argos por la cola del pavo y, furiosa, envió un tábano para atormentar a la vaquilla,
quien corrió desesperada huyendo del aguijón del insecto.
Tras
atravesar a nado el Bósforo (el cual tomó su nombre de ahí, ya que significa «paso
de la vaca»), llegó por fin al mar que mas tarde recibiría el nombre de Jónico.
Después de arrojarse a él, fue nadando hasta Egipto.
No
obstante, al llegar allí, la suerte de Ío cambió, pues Zeus le devolvió su
forma humana. Entonces dio a luz a un hijo, Épafo, y a una hija, Keroessa. Una vez
que Zeus perdió por completo el interés por la bella Ío, ésta se caso felizmente
con un rey egipcio.
Mas
tarde, los mitógrafos sugerirían que esta historia pudo haberse inspirado en
su origen en los aniguus relatos protagonizados por Hathor, la diosa con
cuernos de vaca del antiguo Egipto.
0.060. anonimo (grecia y roma)
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