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domingo, 7 de octubre de 2012

Helio y faetón

Los titanes y su prole desempeñaron un papel en el establecimiento del orden natural sobre la Tierra. Helio, el hijo del titán Hiperión, el dios del sol, y su compañera Tea conducían el carro del astro rey por el cielo.

Faetón era el hijo de Helio, pero sus amigos se nega­ban a creer que tuviese como padre a un dios. De hecho, incluso su madre dudaba de que fuera ver­dad, así que le aconsejó que visitara a Helio y se lo preguntara directamente a él.
Faetón se dirigió, pues, al magnífico palacio del dios del sol para averiguar la verdad. En un primer momento no pudo acercarse a su padre, ya que los rayos que salían de su cabeza lo cegaban. Helio entonces los apartó a un lado v mostró a su hijo todo su afecto, jurando concederle cuanto le pidiese. Sin dudarlo un momento, Faetón le pidió que le permitiese conducir el carro del sol durante un día entero.
Helio intentó por todos los medios disuadir a su hijo, pero éste insistió tanto que no tuvo más remedio que ceder a su petición. Tras untar el rostro de Faetón con un aceite que lo protegiese del calor de los raros solares, le instruyó acerca del camino que tenía que seguir, pero el joven estaba demasiado impaciente como para escucharlo.
En cuanto los caballos se elevaron hacia el cielo, se dieron cuenta de la falta de experiencia del jinete v se desboca­ron. El aterrorizado chico no pudo controlar el carro v los caballos se dirigieron hacia abajo, quemando a su paso gran parte de la Tierra con el calor del sol. El desierto nubio, antaño tierra fértil, nunca logró recuperarse, y los habitantes del sur se quemaron tanto que su piel se tornó negra.
Consciente del riesgo de destrucción total que corría el mundo, los dioses tuvieron que enviar un rayo a Faetón para de­tener el carro v el cuerpo del joven impetuoso cayó a la Tierra envuelto en llamas. Para salvar otras tierras de la devastación, los dioses enfriaron el mundo con un aguacero torrencial.

0.060. anonimo (grecia y roma)

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