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miércoles, 13 de marzo de 2013

El fin del mundo

Uno de los héroes divinos de la mitología mogol fue Erlik Khan, quien era representado en el firmamento por el planeta Venus, el cual, como lucero del alba, acababa con el resto de las estrellas cada amanecer. Bajo la influencia del budismo, fue relegado a rey del mundo de los muertos.

Más tarde, apareció un relato que combina­ba elementos animistas y budistas para ex­plicar el declive de Edik, así como para pre­decir su venganza final. En él, se narra cómo, tras la creación de la Tierra, Qormusta, rey de los tengri (nombre con el que se denominaba a los dioses animistas), destruyó el territorio de Erlik en los cielos. Cuando éste pidió a cambio un diminuto terreno en la Tierra, Qormusta se negó, y sólo accedió a entregarle el oscuro dominio que se en­contraba debajo de su superficie, un lugar de castigo en el que se confinaban las almas de los fallecidos.
Sin embargo, de acuerdo con una profecía, Erlik se ven­gará un día. Cuando las montañas se coviertan en polvo, emergerá con nueve guerreros de hierro montados en nueve caballos de este mismo metal, desde nueve rocas del fondo del mar, y destruirá todo cuanto encuentre a su paso. En me­dio del caos, la gente pedirá desesperadamente ayuda a Qor­musta y a Mongke Tengri, el «eterno cielo azul», creador de los mundos visible e invisible. Cuando estos dos dio­ses del tengrismo no respondan a sus súplicas, acu­dirán a Sagja-muni, el nombre con el que los mogo­les denominan al Dios Buda, y le rogarán a él y a sus hombres santos que intercedan en su nombre, pero también harán oídos sordos a sus súplicas. Más tarde, los dos mejores guerreros del ejército de Erlik, Karan a Kere, emergerán desde el mun­do de los muertos, atacarán al propio Sagjamuni y la Tierra será pasto de las llamas que sur­girán del flujo de su sangre.

0.088.4 anonimo (mongolia)

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