Un cuento popular que transcurre en Bagdad
aborda el tema de la inevitabilidad de una muerte predestinada. Transmitida de
generación en generación, logró fama internacional cuando el escritor
estadounidense John O'Hara tomó prestado su título para una novela muy
conocida.
Un
sirviente se disponía a llevar a cabo un recado de su señor en un mercado de
Bagdad cuando sintió que algo lo empujaba por detrás. Tras darse la vuelta para
protestar, quedo impresionado al encontrarse con una silueta que de inmediato
reconoció como la propia muerte. Su sorpresa se tornó terror cuando la sombría
figura fijó su mirada en él y le hizo señas para que se acercara.
Convencido
de que la muerte había venido a llevárselo, corrió todo lo que pudo de vuelta a
casa, donde comenzó a reunir sus escasas posesiones.
Ya
disponía a marcharse cuando su señor le preguntó el motivo de su partida. Con voz
entrecortada le contó su siniestro encuentro en el bazar. Le dijo que debía
partir de allí y que necesitaba que le prestara un caballo para huir hacia la
ciudad de Samarra, situada a unos 120 km de distancia al otro lado del
desierto.
El amo
aceptó y el criado se marchó a toda prisa. Una vez que el joven emprendió su
camino, el mercader tomó una atrevida decisión: buscaría a la muerte y le
preguntaría por qué había asustado a su sirviente. Así, partió en dirección al
mercado, donde también se encontró con la horrible silueta que andaba buscando.
Pero cuando le formulo su pregunta, la muerte parecía desconcertada.
-¿Asustarlo?
-respondíó pausadamente- En absoluto era mi intención. Pero no pude evitar la
sorpresa que me causó verlo aquí, pues esta noche tengo una cita con él en
Samarra.
0.084.4 anonimo (persia)
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