Una popular leyenda inglesa relata cómo una
mujer hizo causa común con su pueblo. En una época en la que las mujeres
disponían de escasa influencia política, tuvo que recurrir a la única arma a su
disposición: su belleza.
En
realidad, lady Godiva (para ser más exactos, Godgifu o «Regalo de Dios»)
existió, aunque no se ha encontrado ningún testimonio de su estancia en la ciudad
de Coventry, por la que se hizo famosa. De hecho, el primer registro del evento
aparece en la crónica de Roger de Wendover, escrita más de un siglo y medio
después, y sitúa el suceso en el año 1057.
Según el
relato de Roger, Godiva no dejaba de insistir a su marido, el conde Leofric de
Mercia, para que bajara los impuestos a los habitantes de Coventry, donde
ambos habían fundado un monasterio en 1043. Cansado de sus incesantes ruegos, finalmente
le dijo que cumpliría su deseo, con la condición de que cabalgara desnuda por
el atestado mercado de la ciudad. Sin duda, su única intención era acallarla de
una vez, pero juzgó mal a su esposa, ya que, llegado el momento, llevó a cabo
lo que su esposo le había pedido, intentando cubrir su desnudez con su larga melena
al viento.
El hecho
de que ordenaran a los hombres de la ciudad que permanecieran en sus casas con
los postigos cerrados durante el paseo a caballo se añadió posteriormente, y
cuenta la leyenda que uno de los habitantes, Peeping Tom, desobedeció la orden y
se quedó ciego debido a su descaro. Sin embargo, existen pruebas de que los
habitantes de Coventry pagaban realmente impuestos muy bajos a principios de
la Edad Media, y de acuerdo con un documento datado a finales del siglo XIII,
el único impuesto vigente era el que se aplicaba a los caballos.
0.083.4 anonimo (edad media)
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