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miércoles, 13 de marzo de 2013

Barbad, el músico «invisible»

El Shahnameh recoge la astuta artimaña empleada por un trovador para lograr el codiciado puesto de cantante principal de Khusrow II Parviz (el «Victorioso»), el último gran rey de los sasánidas y un notable mecenas.

Al conocer la generosidad de Khusrow Barbad, un brillante músico, deseó buscar fortuna en la corte, pero al llegar a ella descubrió que el rey va contaba con un trovador oficial llamado Sarkash.
Tras oírlo cantar, Barbad supo que su talento era mayor, pero no encontraba la forma de mostrar sus habilidades al monarca. Entonces deci­dió hacerse amigo de uno de los jardineros reales e ideó un plan. Vestido completa­mente de verde, entró en secreto en los jardines y se subió a un árbol antes de que Khusrow visitara el recinto.
Cuando llegó el séquito real, tocó y entonó una melodía tan dulce des­de su escondite que todos los invitados se quedaron inmóviles para escuchar­lo boquiabiertos. Embelesado, el monarca ofreció llenar el regazo del invisible cantante con piedras preciosas si daba un paso ade­lante y revelaba su identidad.
Barbad bajó del árbol y presentó sus más humildes respetos al rey, diciéndole que era su devoto es­clavo y que su único deseo era cantar para él.
El plan funcionó y, a partir de entonces, sustituyó a Sarkash en la corte del rey y, con el paso del tiempo, logró una enorme fama como el mejor de todos los trovado­res de la corte.

0.084.4 anonimo (persia)

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