Un día
de otoño. Aquppak se encontraba caminando por una playa desierta. Era la época
de las ceremonias destinadas a las crecer la captura de ballenas, en que las
tallas de algunas personas, ballenas a otras criaturas salían en procesión.
Aquppak se encontró con un grupo de hombres que estaban a punto de botar un
barco. El grupo lo invitó a unirse a ellos, pero cuando se negó, le robaron el
alma. En realidad, no se trataba de humanos, sino que eran algunas de las tallas,
que habían cobrado vida.
Los
hombres se llevaron el alma de Aquppak al mar, al país de las ballenas, donde
adquirió la forma de uno de estos gigantescos animales, y vivió entre ellas durante
un invierno completo. Se enteró de que vigilaban a los pobladores de la costa
de Alaska: esperarían hasta que los cazadores estuvieran preparados y, entonces,
nadarían en dirección norte para encontrase con ellos.
Durante
la primavera siguiente, el alma de Aquppak nadó en dirección norte junto con
las ballenas hasta llegar a la región de Tikigaq. Cuando vio a sus parientes en
un barco se ofreció a que lo capturaran con su arpón. Ellos se alegraron, ya que
desconocían que la presa albergaba el alma de Ayuppak. Cuando llevaron la
ballena a tierra firme y cortaron su carne, su alma quedó libre. Aquppak se
recuperó y descubrió que tenía poderes chamánicos, y cuando se enteró de que los
pobladores de Utqiagvik habían matado a su hermana, prometió vengarse adoptando
la apariencia de un búho blanco como la nieve. Al invierno siguiente, el pueblo
de Utqiagvik a un gran búho que merodeaba por su asentamiento como si fuera un
espíritu furioso. Esa temporada, la caza no fue abundante y las pro-visiones
de alimentos se estropearon, por lo que numerosos hombres y mujeres de Utqiavik,
los asesinos de la hermana de Aquppak, mulleron de inanición.
0.085.4 anonimo (artico)
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