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lunes, 25 de febrero de 2013

Unidos con los animales

Que un humano adoptara la forma de un animal a menudo indicaba que se iniciaba como chamán. En este relato del noroeste de Alaska, el alma de un habitante de Tikigaq, llamado Aquppak, vivió entre las ballenas durante un invierno completo y la experiencia le otorgó enormes poderes.

Un día de otoño. Aquppak se encontraba cami­nando por una playa desierta. Era la época de las ceremonias destinadas a las crecer la captu­ra de ballenas, en que las tallas de algunas per­sonas, ballenas a otras criaturas salían en procesión. Aquppak se encontró con un grupo de hombres que estaban a punto de botar un barco. El grupo lo invitó a unirse a ellos, pero cuando se negó, le robaron el alma. En realidad, no se trataba de huma­nos, sino que eran algunas de las tallas, que habían cobrado vida.
Los hombres se llevaron el alma de Aquppak al mar, al país de las ballenas, donde adquirió la forma de uno de estos gigantes­cos animales, y vivió entre ellas durante un invierno completo. Se enteró de que vigilaban a los pobladores de la costa de Alaska: esperarían hasta que los cazadores estuvieran preparados y, en­tonces, nadarían en dirección norte para encontrase con ellos.
Durante la primavera siguiente, el alma de Aquppak nadó en dirección norte junto con las ballenas hasta llegar a la región de Tikigaq. Cuando vio a sus parientes en un barco se ofreció a que lo capturaran con su arpón. Ellos se alegraron, ya que desconocían que la presa albergaba el alma de Ayuppak. Cuando llevaron la ballena a tierra firme y cortaron su carne, su alma quedó libre. Aquppak se recuperó y descubrió que tenía poderes chamánicos, y cuando se enteró de que los pobladores de Utqiagvik habían matado a su hermana, prometió vengarse adoptando la apariencia de un búho blanco como la nieve. Al invierno siguiente, el pueblo de Utqiagvik a un gran búho que merodeaba por su asentamiento como si fuera un espíritu furioso. Esa temporada, la caza no fue abundante y las pro-visio­nes de alimentos se estropearon, por lo que numerosos hombres y mujeres de Utqiavik, los asesinos de la hermana de Aquppak, mulleron de inanición.

0.085.4 anonimo (artico)

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