Como entonces no había
estaciones del año, uno de los asuntos urgentes era arreglar el clima. Nunca se
sabía cuándo iba a hacer calor y cuándo frío, o cuándo iba a nevar o si el sol
brillaría todo el día. La vida era muy complicada de esa manera.
Así que Elal comenzó por
el invierno porque, cuando hace frío en la Patagonia , sopla el viento y el hielo se apodera
de todo y buscar comida resulta más difícil. Como era su costumbre, convocó a
todos los animales para tomar las decisiones correctas. Enseguida llegaron el
puma, el choique, que ahora todos conocen como ñandú, la mara, que es como una
liebre, el gato, el zorro, los pájaros, el armadillo, la tortuga, el guanaco[1],
y todos los insectos pequeños, como la cucaracha y las hormigas. Como eran
muchos y todos querían dar su opinión, la discusión se alargó demasiado, y Elal
se dio cuenta de que no llegaban a ninguna parte. Así que les dijo que él se
retiraba mientras ellos seguían hablando del tema y que después le dijeran lo
que querían hacer.
Al principio todos
estaban de acuerdo en tener un invierno de tres meses, pero el choique dijo que
era mejor que fuera de doce. Aquí se armó un gran alboroto, pues nadie entendía
la razón por la que el choique quería un invierno eterno. Le suplicaron que
recapacitara, que con tanta nieve y frío no iban a encontrar alimento, que les
faltaría el sol, que... Pero choique seguía en sus trece. La mara, que en aquel
tiempo tenía una cola larguísima, se enfadó y, viendo que choique no entraba en
razones, corrió todo lo que pudo hasta Elal. Este le preguntó:
-¿Ya decidieron de
cuántos meses quieren el invierno?
-¡De tres! -gritó la
mara.
-Pues tres serán. Y se
acabó el tema, que tengo mucho que hacer.
El choique, cuando se dio
cuenta de lo que había hecho la mara, se puso furioso y la persiguió para darle
un buen pisotón. Como los dos corren muy bien, siempre estaban a la misma
distancia, hasta que en un despiste, la mara giró para entrar en su cueva.
Cuando ya casi estaba llegando, el choique estiró una de sus largas piernas y
le pisó la cola.
La mara tiró y tiró,
hasta que al final se le cortó y se libró de esta manera del castigo.
Y desde entonces, las
matas no tienen rabo y el invierno dura tres meses.
0.015.4 anonimo (argentina-tehuelche)
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