Según
cuentan los más ancianos, hubo un tiempo en el que todos los pájaros eran
blancos y podían hablar, al igual que hacemos los humanos hoy en día. Un día,
el cuervo y el gran colimbo del norte se posaron en las elevadas rocas de la
costa de Groenlandia y comen-zaron a hablar acerca de sus colores.
El
colimbo se quejaba de que su brillante a blanco plumaje le hacía difícil
aproximarse a sus presas sin ser visto, y el cuervo sugirió que podían resolver
el problema pintándose las plumas el uno al otro. idea que fue muy bien
recibida por el colimbo.
El
cuervo fue el primero. Mientras el colimbo permanecía comple-tamente inmóvil y
con los ojos cerrados, le tiñó de negro el plumaje, dejando sólo escasas motas
de su color original. El cuervo se alejó volando unos metros para ver el dibujo
desde lejos y pensó que había quedado bien. Luego le dijo al colimbo que se
mirara, y éste quedó muy satisfecho con su nuevo plumaje. A continuación, el
cuervo se quedó completamente inmóvil mientras el colimbo le pintaba las
plumas.
Éste
había quedado tan satisfecho del dibujo de sus propias plumas que copio el
diseño. Pero cuando el cuervo vio el resultado, no le pareció nada del otro
mundo y rechazó el trabajo por burdo y poco atractivo. Durante un momento, el
colimbo perdió los nervios y cubrió al cuervo de pies a cabeza con un negro
intenso y brillante, que no hizo sino aumentar su rabia. Luego, el cuervo se
alejó volando, graznando con furia, Después de aquello, no volvió a codearse
con el colimbo y, hasta nuestros días, ha conservado su color negro y
brillante.
0.085.4 anonimo (artico)
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