Dzutrul
Phuk, «la cueva de los milagros», era una de las cuevas favoritas de Milarepa
para meditar, hasta el punto de que debía su nombre a un encanto que había
realizado en el lugar. Él y el chamán bon Naro Bonchung competían por ver
quién iba a ser el primero en rodear la montaña. Milarepa se movía en el
sentido de las agujas del reloj alrededor del pico (la tradicional vía budista
de rodear un lugar sagrado) mientras que Naro Bonchung bordeaba el monte en el
sen-tido contrario.
Se
cruzaron en Dzutrul Phuk, donde fueron sorprendidos por una tormenta, por lo
que acordaron construir un refugio. Pero hasta esto se convirtió en una
competición. Naro Bonchung partió las piedras con su magia, mientras que Miarepa
perforó los agujeros con la mirada. En un intento por imitar al budista, los
ojos de Naro Bonchung se le salieron de las cuencas y quedó temporalmente
paralizado, de modo que Milarepa terminó el refugio y dejó las improntas de sus
pies y de su cabeza sobre las piedras para que las futuras generaciones las
adoraran. El derrotado bonpo sabía
que podía ser expulsado del monte Kailasa, pero imploró que se le concediera
una posición de ventaja desde la que poder adorar el pico. Milarepa arrojó un
puñado de nieve al aire, que cayó en el monte Bonri, situado al este, y
entonces le entregó dicho lugar a Naro Bonchung.
Hasta
nuestros días, los peregrinos budistas realizan el mismo recorrido en el sentido
de las agujas del reloj que recorrió Milarepa en el monte Kailasa, y los
seguidores de la fe bon siguen la ruta en el sentido contrario.
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