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lunes, 25 de febrero de 2013

La batalla por el monte kailasa

El monte Kailasa, situado en el oeste del Tíbet, es sagrado no sólo para los budistas, sino también para los hindúes y los seguidores de la doctrina bon. Cuando el santo budista Milarepa acudió allí por primera vez, se encontró con un mago bon que lo retó a ver quién se hacía con el control de la montaña.

Dzutrul Phuk, «la cueva de los milagros», era una de las cuevas favoritas de Milarepa para meditar, hasta el punto de que debía su nombre a un en­canto que había realizado en el lugar. Él y el cha­mán bon Naro Bonchung competían por ver quién iba a ser el primero en rodear la montaña. Milarepa se movía en el sentido de las agujas del reloj alrededor del pico (la tradicional vía bu­dista de rodear un lugar sagrado) mientras que Naro Bonchung bordeaba el monte en el sen-tido contrario.
Se cruzaron en Dzutrul Phuk, donde fueron sorprendidos por una tormenta, por lo que acorda­ron construir un refugio. Pero has­ta esto se convirtió en una competi­ción. Naro Bonchung partió las pie­dras con su magia, mientras que Mi­arepa perforó los agujeros con la mirada. En un intento por imitar al budista, los ojos de Naro Bonchung se le salieron de las cuencas y quedó temporalmente paralizado, de modo que Milarepa terminó el refugio y dejó las improntas de sus pies y de su cabeza sobre las piedras para que las fu­turas generaciones las adoraran. El derrota­do bonpo sabía que podía ser expulsado del monte Kailasa, pero imploró que se le concediera una posición de ventaja desde la que poder adorar el pico. Milarepa arrojó un puñado de nieve al aire, que cayó en el monte Bonri, situado al este, y entonces le entregó dicho lugar a Naro Bonchung.
Hasta nuestros días, los peregrinos budistas realizan el mismo recorrido en el sentido de las agujas del reloj que reco­rrió Milarepa en el monte Kailasa, y los seguidores de la fe bon siguen la ruta en el sentido contrario.

0.087.4 anonimo (tibet)

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