Un día,
el roedor le pidió al oso parte de su pelaje para construir una madriguera para
su cría. Al oso te pareció bien, por lo que permitió que el joven y emprendedor
padre husmeara en su pelaje. De repente, se dio cuenta de que el ratón había
encontrado el sílex que mantenía oculto bajo su cola, pero, antes de que
pudiera reaccionar, el astuto roedor había lanzado su botín a un zorro que
aguardaba a un lado. Aunque salió a buscarlo, no pudo atrapar al zorro, que
empezó a partir el sílex en pedazos y a distribuirlos entre el resto de los
animales.
Animado
por su éxito, el zorro bajo al lago, rompió la superficie con una caña hueca y
quedó maravillado cuando el aguase filtró a través del orificio.
-Qué
maravilloso sería -dijo- si cuando las personas murieran y fueran enterradas
pudieran volver a subir de la misma forma.
El oso,
enfadado, arrojó una roca al agua, con lo que interrumpió el ensueño del
zorro: que él supiera, la muerte sólo podía yacer allí como las piedras. Nuestras
vidas se transformaron gracias al fuego, pero cuando llega la muerte, es para
siempre.
0.085.4 anonimo (artico)
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