El ciclo eterno de las estaciones, que se
repite cada año, se interpreta en la tradición de los esquimales como la
asociación entre dos espíritus: Nipinouke trae la primavera y el verano, mientras
que Pipounouke se encarga del otoño y del invierno.
Los
espíritus de las estaciones son dos seres poderosos de nombre Nipinouke y
Pipounouke, que se reparten el mundo, manteniéndose cada uno en su lugar en la
medida de lo posible. Sin embargo, llega un momento en que cruzan al otro lado
del mundo.
Cuando
llega Nipinouke, trae consigo calor, pájaros, hojas verdes y hierba fresca,
pero con el verano abandona su puesto.
Entonces
llega Pipounouke, trayendo consigo las hojas caídas y los vientos
otoñales, el frío y la niece del invierno, y destruye todo lo que
Nipinouke ha creado. De esta forma se crea el achitescatoueth, el ciclo de la vida y el equilibrio del mundo.
0.007. anonimo (norteamerica)
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