Para que los espíritus de la naturaleza
continúen bendiciendo los campos de cultivo y los territorios de caza, éstos
deben ser honrados. Los tuscarora, cuando cosechaban y almacenaban el grano,
daban las gracias al espíritu del grano.
En una
aldea en que la cosecha de grano siempre había sido copiosa, sus habitantes se
hicieron perezosos y despreocupados. Además, permitieron a los perros comerse
el excedente y almacenaron las semillas en orificios mal cavados y en cestas viejas.
Pero lo peor de todo es que se negaban a dar las gracias a los espíritus del
grano.
Como
confiaban en que podían continuar sustentándose a partir de la caza, los
hombres se adentraron en el bosque en busca de presas, pero los animales habían
desaparecido. Los hambrientos pobladores desenterraron entonces sus cestas,
pero las reservas estaban podridas o las habían devorado los ratones. Un unico
hombre, Dayohagwenda, había dado las gracias por su cosecha había almacenado el
grano de manera segura.
Un día
que iba paseando por el bosque, se encontró con una morada construida con
corteza de olmo y rodeada de maleza, en cuyo interior estaba llorando un
anciano.
Abuelo, ¿por
qué llora? -preguntó Dayohagwenda.
-Porque
tu pueblo se ha olvidado de mí -contestó el anciano. Mientras Dayohagwenda
proseguía con sus preguntas, cayó en la cuenta de que el anciano era el
espíritu del grano, y que estaba sucio y desarrapado porque las personas se habían
vuelto despreocupadas y desagradecidas. Lloraba porque pensaba que lo habían
olvidado.
Dayohagwenda
regresó a la aldea y encontró a su pueblo al borde de la inanición. Tras
relatar lo que había visto, advirtió que el espíritu del grano podría
abandonarlos para siempre. Sin embargo, si comenzaban a rendirle honores de
nuevo, los ayudaría. Entonces desenterró sus propias reservas de alimento y
descubrió que el espíritu las había multiplicado. A partir de entonces, los
aldeanos comenzaron a plantar con cuidado, quitaron la maleza, recogieron la cosecha
y la almacenaron. Y dieron las gracias al generoso espíritu que los bendijo.
0.007. anonimo (norteamerica)
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