En la mitología australiana, a la serpiente
se le confiere un significado simbólico. Su mordedura podía ser mortal, pero
sus sinuosos movimientos sugerían el acelerado impulso de la vida en pleno
episodio de la creación.
Entre
los wik kalkan de la península del cabo York, en el norte de Queensland, se
cuenta el relato de la serpiente divina Taipán. En su condición de maga poderosa,
podía tanto sanar a los enfermos como asesinar a los sanos a su antojo. No sólo
era capaz de controlar la vida y la muerte humanas, sino también los elementos,
de manera que los relámpagos destellaban y los truenos retumbaban bajo sus
órdenes.
Como
esposas tenía a las serpientes de agua Uka y Tuknampa, así como a la mortífera
víbora Mantya. De todas estas uniones, sólo nació un hijo, al que Taipán
adoraba más que a todas las cosas.
Un día
que el joven salió a cazar río abajo, se encontró con la serpiente de agua
Tintauwa, esposa del lagarto de lengua azul Wala, y de inmediato se enamoró de
ella. La serpiente lo sedujo y huyeron juntos hacia el monte.
Wala
persiguió entonces al hijo de Taipán y lo asesinó. El mago quedó desolado ante
semejante pérdida y tras convocar a todos los miembros de su familia, los embadurnó
con la sangre de su hijo antes de enviarlos a residir en la Tierra, en cuyas profundidades
pronto se uniría a ellos. Entre tanto, envió a sus dos hermanas al cielo y les
dijo que añadieran la sangre roja de su sobrino al resto de los colores del
arco iris, en el que aún se puede contemplar el color más intenso del espectro
del arco de la vida, que simboliza la sangre regenerativa de la menstruación.
0.080.4 anonimo (australia)
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