Numerosas historias aborígenes estaban
concebidas para explicar las diferentes características del paisaje del
interior de Australia. Una de ellas remonta los orígenes de un sendero de ocre
de una ladera del sur del subcontinente a un incidente que tuvo lugar durante
una partida de caza en pleno Dreamtime.
Cuando
los europeos llegaron a Australia, una de las numerosas sorpresas que la fauna
les tenía preparadas fue el emú, un ave no voladora de gran tamaño que había
sobrevivido durante milenios ante la falta de predadores, situación que cambió
de forma drástica con la llegada de las armas de fuego: en tan sólo unas
décadas, dos especies de la isla y las subespecies tasmanias se habían
extinguido, aunque, por suerte, las de la región subcontinental lograron sobrevivir.
Antes de
la llegada de los europeos, los aborígenes cazaban estas aves, tal como
ilustra una leyenda del Dreamtime, en que se cuenta cómo un día un hombre
caminaba junto a sus perros en la cordillera Flinders cuando los animales, de
repente, se sobresaltaron por un crujido en el monte bajo. Lo había provocado
un emú, que huyó aterrorizado a toda velocidad.
El ave
recorrió a toda prisa colinas y montañas perseguida por los perros y vadeó
ríos. Poco a poco, los perros fueron ganando terreno a su presa, que se
encontraba cansada. Sin embargo, en el último momento, el emú corrió en línea
recta hacia una ladera, en la que ha continuado hasta la fecha, de ahí la
grieta de color ocre que la decora.
0.080.4 anonimo (australia)
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