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martes, 9 de octubre de 2012

El emu y el ocre

Numerosas historias aborígenes estaban concebidas para explicar las diferentes características del paisaje del interior de Australia. Una de ellas remonta los orígenes de un sendero de ocre de una ladera del sur del subcontinente a un incidente que tuvo lugar durante una partida de caza en pleno Dreamtime.

Cuando los europeos llegaron a Australia, una de las numerosas sorpresas que la fauna les tenía preparadas fue el emú, un ave no voladora de gran tamaño que había sobrevivido durante mi­lenios ante la falta de predadores, situación que cambió de for­ma drástica con la llegada de las armas de fuego: en tan sólo unas décadas, dos especies de la isla y las subespecies tasmanias se habían extinguido, aunque, por suerte, las de la región sub­continental lograron sobrevivir.
Antes de la llegada de los europeos, los aborígenes caza­ban estas aves, tal como ilustra una leyenda del Dreamtime, en que se cuenta cómo un día un hombre caminaba junto a sus pe­rros en la cordillera Flinders cuando los animales, de repente, se sobresaltaron por un crujido en el monte bajo. Lo había provo­cado un emú, que huyó aterrorizado a toda velocidad.
El ave recorrió a toda prisa colinas y montañas perse­guida por los perros y vadeó ríos. Poco a poco, los perros fue­ron ganando terreno a su presa, que se encontraba cansada. Sin embargo, en el último momento, el emú corrió en línea recta hacia una ladera, en la que ha continuado hasta la fecha, de ahí la grieta de color ocre que la decora.

0.080.4 anonimo (australia)

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