Translate

martes, 9 de octubre de 2012

La mujer ñame y el hombre arruruz

Como producto básico de los aborígenes, el ñame ocupa inevita-blemente un lugar especial en la mitología. Cultivado y cocinado por las mujeres, tendía a identificarse con el principio femenino en general y con el embarazo en particular, como narra esta historia de la península del cabo York.

El pueblo wik munggan disfrutaba de un entorno rico en alimentos, al menos en comparación con el de los moradores del desierto del Red Centre. El ñame y el arruruz crecían allí de forma natural, y los aborígenes contaban una historia que no sólo conmemora­ba los orígenes de estas plantas, sino que, además, les recordaba a las personas donde encontrarlas.
Según este relato, en el Dreamtime, antes de que las co­sas hubieran adquirido su apariencia actual, el ñame era una mujer. A no mucha distancia de ella vivía el arruruz. por aquel entonces un hombre. Los dos se encontraron y se enamoraron, y vivieron juntos, pero su relación siempre fue problemática, y con el paso del tiempo, acabaron separándose.
Sin embargo, muy pronto, la mujer comenzó a sentir­se mareada e indis-puesta. Tras conocer que estaba embarazada, cavó un pequeño hueco en la tierra para sentirse más cómo­da, aunque se tenía que hundir cada vez más para alojar su enorme barriga, pero cuanto más se hundía, mayor era la claustrofobia y el calor que sentía. El sol golpeaba con fuerza y se sintió sedienta. Estaba desesperada por escapar, pero las paredes del hueco eran demasiado empinadas y no las pudo trepar. Al final, se resignó a continuar encarcelada como parte de su función reproductora: del hueco hizo brotar un gran nú­mero de ñames para que las mujeres del futuro los cocinaran como alimento. Mientras, sin los cuidados de la mujer ñame, el hombre arruruz envejeció y quedó imposibilita­do, de manera que apenas podía caminar sin bas­tón. Un día se dirigió cojeando a la orilla en busca de agua, pero se desplomó y fue tragado por la tierra. Todo lo que quedó de él fue su bas­tón, que sobresalía como el tallo de un arruruz, como recordatorio para las ge­neraciones venideras de dónde encontrar los tubérculos de esta planta con alto contenido en almidón.

0.080.4 anonimo (australia)

No hay comentarios:

Publicar un comentario