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martes, 9 de octubre de 2012

El alimento de los dioses

De acuerdo con la leyenda, los indios de Tiahuanaco fueron los responsables del descubrimiento de la planta de coca, cuyas hojas han masticado los pobladores de los Andes durante siglos con objeto de aliviar el mal de altura.

Las hojas de coca se presentaban como ofrenda a los dioses y se uti­lizaban para adivinar el futuro. Se cree que la planta la des­cubrieron los indios de la gran ciudad de Tiahuanaco, situada en el extremo sur del lago Titicaca, en la llanura de Callao. Un día, los habitantes de esta ciudad viajaron más allá de las montañas y, cuando descubrieron valles fértiles, se esta­blecieron allí y quemaron la vegetación para disponer de tierras de cultivo. Pero el humo molestó a Khu­no, el dios de las nieves, quien prococó una tor­menta que obligó a los viajeros a buscar refugio en unas cuevas.
La tormenta destruyó todo cuanto tenían. Cuando uno de los hombres, movido por el ham­bre, probó las hojas de un arbusto de color verde que crecía por todos lados, se sintió con una energía renovada, por lo que compartió las ho­jas con los demás. Llenos de vigor, regresaron a Tiahuanaco, donde plantaron hojas de coca en abundancia.
Una historia cuenta cómo la planta de coca creció del cuerpo de una mujer que había sido asesinada por romper el corazón a un gran número de amantes. En otra, se hablaba de una madre que, tras perder a su hijo, empezó a vagar sin rumbo, pero al encontrase con una planta de coca descubrió que sus hojas podían aliviar su terrible dolor.

0.081.4 anonimo (sudamerica)

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