De acuerdo con la leyenda, los indios de
Tiahuanaco fueron los responsables del descubrimiento de la planta de coca,
cuyas hojas han masticado los pobladores de los Andes durante siglos con objeto
de aliviar el mal de altura.
Las
hojas de coca se presentaban como ofrenda a los dioses y se utilizaban para
adivinar el futuro. Se cree que la planta la descubrieron los indios de la
gran ciudad de Tiahuanaco, situada en el extremo sur del lago Titicaca, en la
llanura de Callao. Un día, los habitantes de esta ciudad viajaron más allá de
las montañas y, cuando descubrieron valles fértiles, se establecieron allí y
quemaron la vegetación para disponer de tierras de cultivo. Pero el humo
molestó a Khuno, el dios de las nieves, quien prococó una tormenta que obligó
a los viajeros a buscar refugio en unas cuevas.
La
tormenta destruyó todo cuanto tenían. Cuando uno de los hombres, movido por el
hambre, probó las hojas de un arbusto de color verde que crecía por todos
lados, se sintió con una energía renovada, por lo que compartió las hojas con
los demás. Llenos de vigor, regresaron a Tiahuanaco, donde plantaron hojas de
coca en abundancia.
Una
historia cuenta cómo la planta de coca creció del cuerpo de una mujer que había
sido asesinada por romper el corazón a un gran número de amantes. En otra, se
hablaba de una madre que, tras perder a su hijo, empezó a vagar sin rumbo, pero
al encontrase con una planta de coca descubrió que sus hojas podían aliviar su
terrible dolor.
0.081.4 anonimo (sudamerica)
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