Los hombres de Melanesia ostentaban un alto
estatus social que reforzaban llevando unas bolsas que, en su opinión, sólo contenían mitos
sobre su origen.
Este
sistema casi masónico era común en toda Melanesia y tuvo como resultado la
aparición de sociedades secretas que actuaban como peldaños para el asenso
social, así como depositarias de la sabiduría popular.
Rodeados
de misterio, sus procedimientos iban acompañados de elaborados rituales con
una orientación espiritual que, no obstante, a menudo traían consigo períodos
de caos y de libertinaje.
En las
islas Banks, el prestigio masculino giraba en torno a la Suque , una sociedad secreta
que incluía varias jerarquías. Un iniciado podía ser propuesto por su tío (a
cambio de un cerdo), quien más tarde celebraba un banquete para los miembros de
la Suque. Cada
ascenso en la jerarquía suponía el pago de altas sumas y la celebración de
elaborados banquetes, hasta que el estatus del miembro quedaba claro para
todos.
Esta
práctica queda, reflejada en un mito protagonizado por un héroe llamado Ganviviris
v su benefactor, el espíritu del mar Ro Som. Éste fomentó a su protegido de
forma tan excesiva que en un único banquete pudo ascender dos grados en la
jerarquía de la sociedad Suque. Gracias a su ayuda, Ganviviris continuó
ascendiendo mediante el regalo de fantásticos cerdos, cuyos colmillos formaban
círculos perfectos. Sin embargo, una vez que alcanzó el estatus más alto,
dirigió su mirada a otros miembros de la sociedad, a los cuales Ro Som le había
prohibido que se acercara. Se produjo el desastre: uno de los banquetes de Ganviviris
quedo interrumpido por la llegada de una mujer embadurnada de tierra roja y con
colas de cerdo en el cabello. Los hombres contemplaron horrorizados cómo la
aparición se dirigía al hogar de Ganviviris. Apenas franqueó la puerta, los hombres
fueron tras ella, pero había desaparecido. Ganviviris, incapaz de mantener su
estatus, fue expulsado de la sociedad Suque y murió cinco días más tarde.
0.080.4 anonimo (australia)
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