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viernes, 1 de marzo de 2013

Ninurta el arrogante

Esta historia se burla de Ninurta, el dios del trueno, de las crecidas de los ríos y del arado, a quien Enki le dio una lección de humildad con la ayuda de una simple tortuga.

Para desesperación de Enki, el temible pájaro Anzu había robado la «tablilla de los destinos» y se la había llevado volando muy lejos, pero Ninurta logró capturarlo y hacer que el ladrón dejase caer la tablilla al apsu, el dominio acuático de Enki. Este se alegró mucho y elogio a Ninurta por su hazaña.
Pero a Ninurta se le subió el éxito a la cabeza y, no contento con estos elogios, decidió hacerse con el control del universo, para lo cual necesitaba conseguir la «tabli­lla de los destinos,, que confería un poder supremo al que la portaba. Pero Enki vio lo que tramaba su hijo y, a modo de aviso, hizo batir con fuerza las olas del apsu, al mismo tiem­po que envió a su ministro Isimu a ver a Ninurta. Pero arrogancia de este último era tal que incluso se atrevió a levantar la mano contra el emisario de su padre. Esto agotó la pacienda de Enki, quien, en su exasperación, modeló una tortuga con arcilla del apsu y, tras insuflarle vida, le ordenó que excavara un profundo hoyo. Ninurta acudió a pro­testar ante su padre, pero a medida que sus amenazas se iban intensificando, Enki se fue retirando hacia donde estaba la trampa, hasta que, de repente, la tortuga salió de detrás de él e inmovilizo a Ninurta, a quien el padre envió de un empujón al fondo del hoyo.
Por más que lo intentaba, Ninurta no podía trepar por las paredes de la trampa. Enki se asomó desde el borde y miro a su hijo inmovilizado todavía por la tortuga
-Estabas planeando mi muerte -dijo gritando- ¡Tú y tus fantásticas ideas! Tú, que has sido capaz de dominar montañas, ¿no puedes ahora salir del hoyo que ha ca­vado una simple tortuga? ¿Qué clase de héroe eres?
Por fortuna para Ninurta en ese momento apareció su madre, Ninhursaga, quien al ver lo que ocurría le mandó a Enki que dejara de regañarle y le recordó que una vez ella misma le había salvado la vida tras comerse varias plantas venenosas.
-¿Y tú que tienes que decir, comedor de plantas? -dijo- ¡Yo te salvé a ti, así que ahora salvarás a tu hijo!

0.082.4 Anonimo (mesopotamia)


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