En un episodio
que solo puede describirse como una digresión del ciclo de Baal, Anat perpetró
dos masacres.
El
relato comienza con el exterminio a manos de Anat de los pobladores de dos
ciudades vecinas. Con la guadaña en alto, la diosa se encontraba con un pie a
cada uno de los lados de un montón de cabezas humanas cortadas, esparcidas como
una cosecha de maíz. Con manos mutiladas volando a su alrededor, se revolcaba
hasta la cintura en la sangre humana.
Más
tarde, invitó a un ejército de soldados a su palacio y los asesinó mientras se
hallaban sentados a la mesa para comer. Tras colocar las mesas y las sillas se
purificó en la lluvia y el rocío de Baal. Luego, esta última le habló de los
poderes de su lluvia y de su vinculación con la sexualidad humana.
-Prepara
frutas deliciosas de la tierra -le dijo-, fomenta los matrimonios en la región,
esparce amor por la Tierra. Apresúrate y te contaré algo de lo que hablan ios
árboles y susurran las piedras, algo de lo que los cielos murmuran a la Tierra y
el abismo murmura a las estrellas. Conozco el secreto de los rayos, desconocido
para el género humano.
Es
posible que este fragmento haga referencia al «matrimonio sagrado» o unión
sexual ritualizada entre Anat y Baal, que se describe de forma explícita en
otros textos más fragmentarios. Se ha sugerido, además, que las masacres
perpetradas por la diosa representan un sacrificio para la fertilidad de las
tierras. No obstante, la interpretación real de la historia continúa estando
poco clara.
0.082.4 Anonimo (mesopotamia)
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