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viernes, 1 de marzo de 2013

Las criaturas que cambian de forma

Los espíritus condenados a vagar por el mundo de los vivos durante la eternidad tras cometer un pecado mortal eran seres humanos destinados a cambiar de forma y de voz de modo que pudieran imitar a la persona que quisieran. Podían ser hombres, pero las mujeres eran las más temidas.

Los «condenados» pertenecían a una categoría de fantasmas presente en distintas culturas, la de aque­llos atrapados entre los mundos de los vivos y los muertos.
Al no disponer de un hogar, deambulaban privados de compañía y despojados de toda esperanza de salvación. No es de sorprender, pues, que se enfadaran y buscaran venganza por los sufrimientos que debían padecer aquellos que habían corrido mejor suerte que ellos.
El clásico relato del condenado comienza con un joven que viaja solo por una solitaria ruta montañosa y que se sor­prende al encontrarse con una hermosa mujer, pero su sorpre­sa es aún mayor al ver que ésta se arroja en sus brazos y le ofre­ce su cuerpo para pasar la noche. El joven sucumbe ante sus encantos sin dudarlo y la pareja hace el amor de manera apa­sionada hasta el amanecer. Pero cuando sale el sol, la mujer le informa de que se trata de una condenada. Acto seguido desa­parece y, en cuestión de semanas, el desdichado chico se con­sume y muere.
En ocasiones, los condenados eran caníbales en lugar de seductores. Una truculenta historia cuenta cómo una jo­ven madre que aguardaba la llegada de su marido vio a una mujer vestida de blanco que corría a toda prisa por el sendero cercano a su casa durante el anochecer. La extraña parecía tener tanto frío que la mujer la invitó a su casa y, una vez den­tro, le pidió que sujetara a su pequeño de dos años mientras se agachaba para encender la hoguera. Pero al levantarse de nuevo y darse la vuelta, vio que la boca de la misteriosa mujer estaba manchada de sangre y que se había comido a su peque­ño hasta la cintura. La dueña de la casa pudo escapar escon­diéndose en una manada de vacas, cuyos bramidos asustaron al hambriento espíritu.

0.081.4 Anonimo (sudamericano)

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