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viernes, 1 de marzo de 2013

El manto brillante de manco

Los cronistas españoles concibieron un relato que sugería que la supuesta condición de los incas como hijos del sol fue un engaño. De acuerdo con los españoles, el ropaje del primer inca engañó a los indígenas, lo que puso de manifiesto la credulidad del pueblo llano y el cinismo de sus gobernantes.

Para llevar a cabo su primera entrada en la futura ca­pital de Cuzco, el primer inca, Manco Cápac, lucía una capa de oro según el relato o, de acuerdo con otra versión de la historia, dos delgadas placas del metal sobre el pecho v la espalda, respectivamente.
Había enviado a emisarios para que difundieran la noticia de que el mismo hijo del sol iba a bajar a la ciudad. Cuando los habitantes lo vieron bañado en la supuesta gloria reflejada de su padre, se postraron a sus pies y lo adoraron como a un dios.
Antes de su ejecución en el año 1572, el último inca, Tu­pac Amaru, reveló en un discurso que las afirmaciones que él y sus antepasados habían realizado acerca de las conversaciones entabladas con el Sol no eran ciertas, y explicó que su predecesor en el trono, Titu Cusi, le había acon­sejado qué debía hacer para in­fluenciar a su pueblo. Primero te­nía que dirigirse al Punchao, el disco solar de oro que era el emblema más sagrado de los incas. Después, tenía que aparecer y decir que había hablado con él, y entonces decir lo que quisiera. «Pero no hablaba, sólo lo hacíamos nosotros, ya que un objeto de oro no puede hablar.»
Es probable que pronunciara estas pala­bras bajo coacción. Aunque también es posible que la intención de Tupac Amaru fuera aconsejar a su pueblo que no depositara tanta fe en las anti­guas creencias, que comenzaban a hacer aguas.

0.081.4 Anonimo (sudamericano)

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