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viernes, 1 de marzo de 2013

Los gigantes de la patagonia

La creencia en la gigantesca estatura de los habitantes de la Patagonia sobrevivió en Europa durante siglos, después de que Antonio Pigafetta, que acompañó a Magallanes durante su expedición alrededor del mundo, escribiera un relato.

Cuando se aproximaba al extremo sur del subcon­tinente americano, la flo­ta de Magallanes se refu­gió en una cala para pasar el invierno. Un día, se sobresaltaron al ver a un gigante desnudo en la orilla, danzando y cantando, y arrojándose tierra y polvo sobre la cabeza mientras hada cabriolas. Desconcertados ante semejante ima­gen, Magallanes ordenó a uno de sus hombres que se aproximara al extra­ño y que imitara su comportamiento para tranquilizarlo y poder comunicare, con él.
El hombre cumplió las órdenes de Magallanes, y condujo al gigante a un islote, en el que el resto de la tripulación esperaba. Una vez en él talló una impo­nente figura, que prácticamente lo dobla­ba en tamaño, con un enorme rostro pin­tado de color rojo, con la excepción del área que rodeaba los ojos, en la que la piel era de color amarillo. El habitante de la Patagonia también quedó impresionado ante la apa­riencia de los visitantes, y comenzó a señalar con los dedos ha­cia el cielo, convencido de que eran seres celestiales. Al reflejar­se su rostro en un espejo, quedó tan horrorizado que dio un salto hacia atrás, tirando al suelo a cuatro miembros de la tri­pulación.
Más tarde, llegaron varios gigantes más y Magallanes decidió que se llevaría a algunos de vuelta a Europa como prue­ba de las maravillas con las que se había encontrado durante su viaje. Así, subió a bordo a dos de los más jóvenes, a los que suje­tó con cadenas, y, al poco tiempo, reempredió la travesía. Pero su traicionero comportamiento no le sirvió de mucho: los dos nativos murieron antes de que terminara el año, incapaces de sobrevivir a las terribles condiciones de su cautiverio.
Magallanes también murió durante el viaje, pero Piga­fetta sobrevivió para informar acerca de tan extraño encuen­tro. Expediciones posteriores confirmaron su relato acerca de una raza de gigantes que habitaban las tierras australes. Con el paso de los años, se exageró su descomunal estatura, hasta con­vertirlos en seres que superaban en cuatro veces el tamaño de un hombre corriente. Es posible que los gigantes a los que ha­cen referencia estas crónicas fueran los tehuelche, una raza de gran estatura que habitaba por aquel entonces en la región. Por desgracia, muchos murieron debido a la represión guberna­mental en la década de 1870, y, de acuerdo con el último censo realizado en la actualidad, tan solo viven algo menos de 60.000.

0.081.4 Anonimo (sudamericano)

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