Hace mucho
tiempo, antes de que existieran los jaguares, los hombres mas valientes del
pueblo shavante habían muerto debido a los continuos ataques entre tribus, por
lo que las mujeres decidieron sustituirlos y se dispusieron a atacar a algunas
personas de raza blanca. Aunque, en aquellos tiempos, los europeos vivían en
tierras muy lejanas, las distancias eran más cortas y a las mujeres sólo les llevó
unos días llegar a los hogares que pensaban que pertenecían a los blancos.
Pero, al llegar allí, lo único que encontraron fueron espíritus de caras
blancas y planas, y cuerpos cubiertos de plumas. Las mujeres no estaban seguras
de si se trataba de gente blanca, ya que nunca la habían visto antes. Y
sospecharon que podían tratarse de algo aún más peligroso. Ni los espíritus ni
las mujeres sabían quién debía temer a quién, pero, al final, los espíritus huyeron
a las mujeres saquearon su aldea y se llevaron las esterillas, las cestas y las
armas, como se sigue haciendo en la actualidad durante la fiesta que se celebra
para protegerse del demonio. Pero durante el camino de regreso a casa,
enfermaron y les aparecieron forúnculos. Pensa-ban que iban a morir v que
estaban siendo castigadas por no haber planeado el ataque con el mismo cuidado
con el que lo hacían los hombres. Sin embargo, cuidándose las unas a las otras
y entonando cánticos que les dieran fuerza, lograron regresar a la aldea,
donde fueron veneradas por los hombres y perdonadas por no haber planifi-cado
el ataque correctamente.
0.081.4 Anonimo (sudamericano)
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