Una vez,
un joven del puehlo cherente alzó su mirada al cielo y quedó fascinado ante la
belleza de la constelación de las Pléyades. Una estrella en particular llamó su
atención, y quiso llevársela en su jícara. Cuando esa noche se fue a dormir,
soñó con la estrella y, al despertarse, de repente se encontró a una bella
mujer con ojos brillantes junto a él, quien dijo ser la estrella de sus sueños,
e insistió en que la introdujera en su jícara.
Durante
los días siguientes, miraba en su interior y veía sus ardientes ojos, mientras
que, por las noches, la estrella salía para así poder admirar su belleza. Una
noche, lo engatusó para que trepara por un árbol mágico, que transportó a ambos
a un campo desolado en medio del cielo, donde la estrella le dijo que la
esperara mientras iba a buscar comida. Tras quedarse solo en tan solitario
lugar, de repente oyó una dulce melodía. Movido por la intriga, la siguió
hasta llegar a un lugar donde había un grupo de cadáveres que danzaban mientras
la carne podrida a hedionda se desprendía de los esque-letos. El chico huyó
aterrorizado, perseguido por la doncella de las estrellas, quien le dijo que regresara.
Ésta le echó en cara su desobediencia, pero el hombre no soportaba el mundo
del cielo durante más tiempo y volvió a descender por el árbol hasta dar con
suelo firme.
En su
huida, oyó que la estrella le decía que regresaría muy pronto y, al llegar de
vuelta a la aldea, apenas acabó de relatar su historia cuando cayó muerto.
0.081.4 Anonimo (sudamericano)
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