Un astuto zorro le tendió una trampa
bienintencionada a un granjero al que le gustaba el vino. En el terreno de la
granja había un enorme montón de paja que se iba ahuecando a medida que se iban
retirando los tallos para su uso.
La
pícara bestia creó su guarida en el hueco y, a menudo, se detenía para charlar
con el granjero; para ello, adquirió la apariencia de un anciano con barba y
bigote. En realidad, el granjero conocía su verdadera identidad, pero no le
importaba.
Una
tarde, el anciano invitó al granjero a su guarida, donde, para su sorpresa, se
encontró con una hilera de habitaciones decoradas con gran esplendor. El
agradable anciano le sirvió a su invitado un aromático té y un vino
excepcional.
Durante
las semanas siguientes, el granjero veía a menudo cómo el anciano se alejaba al
anochecer y regresaba al amanecer. Movido por la curiosidad, le preguntó hacia
dónde iba en sus viajes, y el anciano le contestó que iba a catar vinos con un
amigo. El granjero entonces pidió acompañar al anciano, quien en un principio
se negó, pero al final acabó aceptando su compañía. Los dos partieron juntos y
viajaron mágicamente al cielo de la noche, como si fueran conduci-dos por un
poderoso viento.
Aterrizaron
en una ciudad y se dirigieron a un restaurante atesta-do de gente. El anciano
sentó al granjero en una galería elevada, se hizo invisible entre los
comensales que había debajo y volvió con fantásticos vinos y manjares para su
invitado. Cuando apareció un camarero con el postre, el granjero le preguntó al
zorro si podía probarlo. El animal le contestó que no podría dirigirse al
camarero, ya que se trataba de un hombre recto. El granjero quedó sorprendido
al darse cuenta de cuán poco virtuoso se había vuelto desde que se codeaba con
el animal, y se prometió a sí mismo que mejoraría.
Puede
que darse cuenta de aquello le hiciera volver a la nor-malidad, ya que en ese
instante tuvo la sensación de caer. Al poco, se despertó en el suelo del comedor
en lugar de en la galería, y observó que había estado sentado en una viga del
techo. Contó su fascinante historia al resto de comensales, quienes como
muestra de aprecio organizaron su viaje de regreso, ya que el restaurante
estaba muy, lejos de su hogar.
0.005. anonimo (china)
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