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jueves, 20 de septiembre de 2012

El agradable zorro

Un astuto zorro le tendió una trampa bienintencionada a un granjero al que le gustaba el vino. En el terreno de la granja había un enorme montón de paja que se iba ahuecando a medida que se iban retirando los tallos para su uso.

La pícara bestia creó su guarida en el hueco y, a menudo, se detenía para char­lar con el granjero; para ello, adquirió la apariencia de un anciano con barba y bigote. En realidad, el granjero conocía su verdadera identidad, pero no le importaba.
Una tarde, el anciano invitó al granjero a su guarida, donde, para su sorpresa, se encontró con una hilera de habitaciones decoradas con gran esplendor. El agradable anciano le sirvió a su invitado un aromático té y un vino excepcional.
Durante las semanas siguientes, el granjero veía a menudo cómo el anciano se alejaba al anochecer y regresaba al amanecer. Movido por la curiosidad, le preguntó hacia dónde iba en sus viajes, y el anciano le contestó que iba a catar vinos con un ami­go. El granjero entonces pidió acompañar al anciano, quien en un principio se negó, pero al final acabó aceptando su compañía. Los dos partieron juntos y viajaron mági­camente al cielo de la noche, como si fueran conduci-dos por un poderoso viento.
Aterrizaron en una ciudad y se dirigieron a un restaurante atesta-do de gente. El anciano sentó al granjero en una galería elevada, se hizo invisible entre los comensales que había debajo y volvió con fantásticos vinos y manjares para su invitado. Cuando apareció un camarero con el postre, el granjero le preguntó al zorro si podía probarlo. El animal le contestó que no podría dirigirse al camarero, ya que se trataba de un hom­bre recto. El granjero quedó sorprendido al darse cuenta de cuán poco virtuoso se ha­bía vuelto desde que se codeaba con el animal, y se prometió a sí mismo que mejoraría.
Puede que darse cuenta de aquello le hiciera volver a la nor-malidad, ya que en ese instante tuvo la sensación de caer. Al poco, se despertó en el suelo del come­dor en lugar de en la galería, y observó que había estado sentado en una viga del techo. Contó su fascinante historia al resto de comensales, quienes como muestra de aprecio organizaron su viaje de regreso, ya que el restaurante estaba muy, lejos de su hogar.

0.005. anonimo (china)

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