El Emperador Yao, el primero de los reyes
sabios de China, optó por no ceder el trono a su hijo Dan Zhu, quien, durante
las generaciones siguientes, se convirtió en el arquetipo del heredero
irresponsable, indigno de heredar un cargo de tan alta responsabilidad.
El
egoísmo e insensibilidad de Dan Zhu no conocía fronteras. Le encantaba salir en
barco, incluso cuando la sequía asolaba su reino, lo que obligaba a sus siervos
a tripular la embarcación por las agostadas riberas de los ríos. Cuando su
padre le enseñó a jugar al ajedrez para mantenerlo ocupado de modo que no
causara ningún daño, optó por jugar de la forma más extravagante que se pueda
imaginar, colocando una planicie completa sobre un patrón de arboledas y
espacios abiertos a modo de tablero de ajedrez, y utilizando rinocerontes y
elefantes vivos a modo de las treinta y dos piezas.
Con el
tiempo, sus excesos llegaron a tal extremo que el emperador decidió
desterrarlo al lejano sur, donde hizo que las tribus de la frontera se
rebelaran. Sin embargo, no tenía talento como líder militar, y, muy pronto,
tanto él como sus nombres tuvieron que huir para salvar sus vidas de los
ejércitos del emperador. Cuando llegaron al mar, Dan Zhu, completamente
desesperado, se suicidó arrojándose a las aguas. No obstante, no fue éste su
final, ya que su espíritu adoptó la apariencia de un pájaro llamado zhu, que tenía forma de búho y manos
humanas.
Con el
paso del tiempo, aparecía sólo en las tierras que se encontraban mal
gobernadas, lo que indicaba, con completa seguridad, que los altos
funcionarios de éstas estaban a punto de ser destituidos.
0.005. anonimo (china)
No hay comentarios:
Publicar un comentario