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jueves, 20 de septiembre de 2012

El devorador de demonios

Una leyenda que data de la dinastía Tang (618-907 d. C.) cuenta cómo un alma atormentada cumplía una deuda de gratitud hacia la familia imperial, protegiendo a sus miembros de otros espíritus más maléficos.

El emperador Ming Huang tenía fiebre y una noche un demonio lo atacó durante su agitado sueño. El diablillo iba maravillosamente ataviado con unos pantalones rojos y un único zapato. Tras irrumpir en palacio a través de una puerta de bambú, iba retozando por las cámaras oficiales tocando la flauta, sin mostrar el respe­to debido en tales precintos sagrados.
Furioso, el emperador le preguntó qué pensaba que estaba haciendo.
-Mi nombre -contestó- es Vacío y Desolación.
El soberano buscaba en vano a un guardián que se lo llev­ara cuando, de repente, una terrible aparición entró corriendo con una toga hecha jirones y un pañuelo roto. El recién llegado capturó al demonio, hizo una bola con él y se lo tragó.
Impresionado, el emperador le pregunto a quién debía agradecer semejante actuación, a lo que el espíritu contestó que su nombre era Zhong Kui, que había vicido en la provincia de Shaanxi durante el siglo anterior y que le habían privado injustamente de los honores que correspondían a los estudiantes destacados en los exámenes públicos. Contó también que, fu­rioso, se había suicidado a las puertas del palacio imperial, pero que, en lugar de tratar su cadáver con oprobio, como su com­portamiento había merecido, el emperador reinante había or­denado que fuera enterrado solemnemente con una toga verde, un honor por lo general reservado a los miembros de la familia imperial. En señal de gratitud, Zhong había prometido prote­ger para siempre a los sucesores del emperador de los demo­nios desesperados.
En ese momento, el soberano se despertó y ya no tenía fiebre. Más tarde explicó el sueño que había tenido a uno de los pintores de la corte, que realizó un retrato de Zhong Kui.

0.005. anonimo (china)

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