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jueves, 20 de septiembre de 2012

Pangu crea a los primeros humanos

Numerosos relatos atribuyen a la diosa madre Nüwa la creación de los primeros seres humanos. Sin embargo, según una versión alternativa de los primeros tiempos, fue Pangu quien los creó a partir de arcilla después de haber separado el cielo de la tierra.

Antes de que el universo fuese creado, existía un huevo gigante, de cuyo corazón nació Pangu, el creador. Cuando despertó, abrió el huevo por la mitad y esparció por el espacio los elementos de la creación. Las partes más ligeras y puras, o yang, volaron hacia arriba y se convirtieron en el cielo, mientras que las más pesadas, o yin, se hundieron hasta tomar la forma de la Tierra. En un primer momento, ambas partes se unieron, pero Pangu las desplazó hasta que se separaron.
Más tarde, creó a las plantas y a los animales, pero no quedó satisfecho de su obra, dado que ninguno de los seres creados disponía del poder de la razón. Así pues, decidió que debía existir una criatura con la habilidad de cuidar y sacar par­tido de los otros seres vivos.
Con sus manos fuertes y habilidosas, comenzó a moldear a los primeros seres humanos a partir de arcilla y, una vez que terminó, esperó a que se secaran al sol. A algunas de las criaturas las dotó de las cualidades femeninas del yin y les dio forma de mujer, mientras que a otras las dotó de las cualidades masculinas del yang y las convirtió en hombres. Trabajó todo el día bajo un ardiente sol, apilando a sus seres recién creados contra un arrecife.
Cuando se puso el sol, enderezó su dolorida espalda y le­vantó su mirada hacia el cielo, donde vio un banco de oscuros nubarrones de tormenta. Algunas de las figuras de barro no se habían secado aún, y cayó en la cuenta de que su obra desapare­cería si se desataba una tormenta sobre sus creaciones, así que se apresuró para protegerlas en una cueva cercana. Pero mientras lo hacía se formó un enorme viento que agitó las nubes hasta llenar el cielo. Pangu gritó angustiado mientras los truenos ru­gían ensordecedores y la lluvia caía, pues no había terminado de colocar las figuras a salvo. Las que sufrieron daños fueron los an­tepasados de las personas con deformidades o discapacidades.

0.005. anonimo (china)

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