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jueves, 20 de septiembre de 2012

La muerte de yi

El arquero divino Yi logró procurarse un elixir mágico que podía restaurar su perdida inmortalidad. Sin embargo, su esposa se bebió la poción sin darse cuenta y el gran arquero cayó presa de los celos de un humano rival con el que había elegido entablar amistad.

La habilidad de Feng Meng con el arco sólo era supe­rada por la del propio Yi. Éste hizo todo lo posible por animar al joven cazador, enseñándole los aspec­tos más importantes del arte de un arquero, como, por ejemplo, no pestañear mientras se apunta o cómo visuali­zar pequenos objetos como si de gran tamano se tratasen.
Muy pronto, Feng Meng comenzó a considerarse rival incluso de su propio maestro, hasta que un día lo retó a ver quién de los dos conseguía abatir a un mayor número de gan­sos que volaban alto en el cielo. En un instante, había abatido a tres de las aves, pero antes de que Yi pudiese desenfundar su arco, el resto de la bandada se había diseminado por los cielos, con lo que se convirtió en un blanco impo­sible. Pero incluso así, Yi abatió a oto trío, hazaña que convenció a Feng Meng de que nunca conseguiría superarlo.
En su amargura, el cazador planeó asesinar a su maestro, consciente de que ahora era tan mortal como cualquier otro hombre, así que se refugió en el bosque y le preparó una emboscada. Sin embargo, cada vez que lanzaba una flecha al aire, Yi con­traatacaba con otra que alcanzaba el asta a mitad del vuelo. Frustrado, el asesino re­corrió a métodos más rudimentarios para lograr su objetivo: esperó a que Yi dejara el arco a un lado para recoger un pájaro que había abatido, se abalanzó sobre él y lo apo­rreó hasta la muerte con la varilla de ma­dera de melocotón que utilizaba para lle­var las presas a casa.

0.005. anonimo (china)

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