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jueves, 20 de septiembre de 2012

El estupido dragon

Los dragones eran bestias poderosas, capaces de amontonar las nubes para provocar la lluvia o controlar las riadas. Sin embargo, en las leyendas aparecen como seres estúpidos. De hecho, una de ellas narra cómo un simple mono burló a un dragón marino con una misericordiosa misión.

Un día, un dragón que moraba en el océano vio que su esposa se encontraba indispuesta y, con la esperanza de que recuperara la salud, le pre­guntó si le apetecía comer algo. En un primer momento se negó a contestar, pero al poco tiempo, confesó que tenía el antojo del corazón de un mono.
El diligente marido se dirigió a la orilla, donde espió a un mono que se encontraba en la copa de un árbol. Para que bajara, le preguntó al simio si no estaba harto del bosque, y le ofreció llevarlo a través del océano a una tierra en la que las ra­mas de los árboles estaban rebosantes de frutos.
El mono se subió sin pénsarselo dos veces a lomos del dragón, pero se dio cuenta de que el dragón se sumergía en las profundidades del océano. Presa del pánico, preguntó hacia dón­de se dirigían, a lo que el dragón respondió, disculpándose, que necesitaba un corazón de mono para su esposa.
-¡Entonces tienes que volver a tierra firme! -gritó el mono desesperada-mente. ¡Me he dejado el corazón en las co­pas de los árboles!
Obediente, el estúpido dragón hizo lo que le pedía, así que volvió nadando a la orilla y dejó a su presa correteando en dirección a los árboles. Tras subir a toda prisa a la seguridad de las ramas más elevadas, y mientras observaba a su raptor que esperaba abajo en vano, pensó: «¡Qué simplón debe de ser ese dragón para tragarse una historia así!».

0.005. anonimo (china)






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