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domingo, 16 de septiembre de 2012

Una fatídica partida de dados

Un día, Nala, el atractivo soberano de Nishadha, atrapó un maravilloso cisne parlante. Éste voló hacia Damayanti, la hermosa princesa de la vecina Vidarbha, y le habló del príncipe en tono elogioso. Poco después, la joven celebró una ceremonia para elegir a un marido y optó por Nala.

Un día, la diosa Kali se encarnó en el cuerpo de Nala y retó a su hermano a una partida de dados en la que lo perdió todo, con la única excepción de su esposa. Nala abandonó la ciudad, pero la fiel Damayanti lo siguió.
Ambos deambularon por el bosque hasta que Nala, movido aún por las diabólicas intencio­nes de Kali, abandonb a su mujer mientras dor­mía. Ésta, tras buscarlo en vano, encontró refu­gio en un palacio de Chedi.
Mientras, Nala había librado a la serpien­te Karkotaka del maleficio de un sabio y, en con­trapartida, el ofidio lo mordió y lo transformó en el enano Vahuka, lo que provocó a Kali un dolor suficiente como para expulsar a la malvada deidad. Con la apariencia de Vahuka, Nala se convirtió en el carretero de la cuadriga de Rituparna, rey de Ayod-hya.
Transcurrido algún tiempo, un sacerdote que deambulaba por allí reconoció a Damayanti, que volvió a vivir junto a su padre. Éste envió a unos sacerdotes para que buscaran a Nala para que voviese. Uno de ellos sospechó al encontrarse con Vahuka, por lo que Damayanti organizó una ceremonia e imitó a Rituparna para que, de ese modo, Vahuka también acudiera. Cuando, ya en la fiesta, este último le confesó su verdadera identidad, se volvió a convertir en el atractivo Nala y la pareja de amantes volvió a reunirse Rituparna ordenó a Nala que jugara a los dados y derro­tó a su hermano, a quien Nala perdonó y permitió vivir en paz en su reino.

0.004. anonimo (india)

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